Los humanos somos un fractal de la Naturaleza. La esencia de la Naturaleza es la sobrevivencia individual y colectiva. Los humanos, vivencialmente, requerimos buscar un equilibrio, entre la individualidad y la comunidad. Esto implica madurez. En el pasado, los humanos buscamos en la creación de religiones un equilibrio y sentido para vivir en sociedad. Ante la imperfección y transitoriedad humana se buscó un ser perfecto, eterno, etc. Luego, los reyes, emperadores, etc., usaron esta búsqueda para legitimarse en el Poder. Modernamente los Poderes han cambiado de religión y han puesto de moda creencias como el marxismo. Se han tomado el nombre del pueblo para dominar.
El capitalismo privilegia la acumulación privada de bienes a nivel individual, mientras que el marxismo propone un colectivismo dogmático cuasi religioso utópico. Ninguno de los dos es humano. No hay humanos ni culturas perfectas, desinteresadas. Marx era comunista en teoría; pero, en la práctica le gustaba la vida burguesa. Era parecido a los líderes socialistas del siglo XXI, excepto Mugica, quien ha sido más coherente.
En la práctica, estos dos extremos abstractos, se han convertido, el primero en un capitalismo de grupos y el segundo en un capitalismo de estado controlado por un caudillo. Ambos han causado sufrimiento a las mayorías. Sobre lo perjudicial del capitalismo, mucha gente tiene ya consciencia. Pero, sobre los errores teóricos y prácticos del marxismo pocas personas tienen consciencia. Las transnacionales, ahora, prefieren gobiernos con discurso socialista y práctica capitalista. Con estos caudillos, las transnacionales hacen sus negocios, sin protestas populares.
La juventud, con consciencia histórica de la imperfección humana y de lo ocurrido con los pueblos en la historia, tiene que sincerarse y buscar alternativas de vida éticas. Tiene que defender la libertad, la democracia. El sumak kawsay es la búsqueda constante de equilibrio entre el bienestar individual y colectivo.