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Blindar el modelo de ciudad

En Guayaquil se ha levantado con fuerza la tesis de “blindar el modelo” de la ciudad, que ha tenido vigencia durante 26 años y que ha sido refrendado en seis procesos electorales. Este modelo fue impulsado por un solo partido (Socialcristiano) y dos alcaldes: León Febres Cordero por 8 años y Jaime Nebot por 18 años. Es un modelo ampliamente debatido en los medios de comunicación y, ahora con mucho más fuerza gracias al proceso electoral que se avecina.

Pero también ha sido muy confrontado durante los 10 años por la Revolución Ciudadana a través de, por un lado, lo que el ex presidente Correa decía: “Guayaquil no necesita un patrón bondadoso sino un modelo incluyente” o que “Creen que la solución de la pobreza es ocultándola”, y, por otro lado, una política urbana agresiva de inversión en seguridad, vivienda, salud, vialidad, educación y espacio públicos que, en realidad condujo, a la existencia de dos alcaldes; uno constituido desde lo nacional que llegaba los martes para colonizar el espacio local y el otro nacido localmente, lo cual produjo un modelo híbrido de gestión, surgido de las elecciones nacionales (Correa) y locales (Nebot). Luego de esos años, el modelo se mantiene intacto.

Mientras en Guayaquil su modelo es el eje del debate electoral, en este inicio de campaña en Quito esta situación es impensable porque no se ha generado un proyecto de ciudad en los últimos 18 años. Una parte de la explicación de esta ausencia tiene que ver con la falta de continuidad en la administración, debido a que la ciudad ha tenido cuatro alcaldes de cuatro partidos políticos distintos: Roque Sevilla, Democracia Popular; Paco Moncayo, Izquierda Democrática; Augusto Barrera Alianza País y Mauricio Rodas Suma/Vive.

El resultado: Quito carece de un modelo identificable y mucho menos, ciudadanamente adoptado. Por eso en esta campaña se habla del juego limpio (Holguín), de los honorarios de los concejales (Montúfar), de que todo tiempo pasado fue mejor (Moncayo), de que las frecuencias no son mías (Yunda).

Tampoco se discute la ciudad, porque los medios se centralizaron (nacionalizados), con lo cual la ciudad se vació de opinión pública; solo se discuten los temas nacionales: la deuda pública del Estado y no la del municipio; la corrupción con Odebrecht y no la de los permisos de taxis; el número de ministerios y no la cantidad duplicada de secretarías del municipio; la pobreza en el país y no que Quito, la que más creció en el último año.

Adicionalmente por qué no discutir, por ejemplo: ¿Que la Metro Vía de Guayaquil transporta 600 mil personas al día mientras el Metro de Quito lo hará con 380 mil? ¿Que la municipalidad del puerto tiene 3.800 funcionarios y la capital ronda la cifra de 20 mil empleados y trabajadores? ¿Qué el gasto corriente del municipio de Guayaquil es del 15% mientras el de Quito es del 36 %?