Luego de atravesar el sistema de puentes aparece una Esmeraldas convertida en caos. Esa buena impresión que se tiene al recorrer uno de los viaductos se borra de inmediato.
Las calles de ingreso a la ciudad están llenas de baches y lodo; y el tráfico caótico se vuelve insoportable, por el trancón y el tiempo perdido. Con esta imagen se topan los visitantes, precisamente frente a la terminal de transporte terrestre, donde se espera que haya un poco de orden.
Estas primeras malas experiencias se tienen al llegar a la capital de la ‘Provincia Verde’, que casi no ha cambiado nada en los últimos 15 años. Solo para mencionar un dato: las vías de acceso y el redondel, por donde se ubican las instalaciones de la Policía, siguen en malas condiciones.
Ya en el centro de la ciudad, los peatones y conductores recorren calles enlodadas y empolvadas, que son los estragos que dejaron las últimas inundaciones, consideradas las más graves de los últimos 25 años.
La circulación vehicular ha crecido, ya que se saturan las calles céntricas. También se observa el comercio informal por las veredas, alrededor de los edificios del Municipio y de la Prefectura.
Se pudiera pensar que la Refinería y dos termoeléctricas, así como el puerto comercial y pesquero, que operan en la zona, pudieran tener incidencia en un mejor desarrollo urbanístico y de inversiones en Esmeraldas; sin embargo, no es así. Hay que aclarar que la ciudad ni la provincia reciben rentas petroleras, pero al tener esa gran infraestructura, en algo tendría que ayudar.
Algo de cambios se nota en la vía hacia el balneario de Las Palmas, por la presencia del edificio del ECU911; también por la regeneración que se realiza en la playa, incluidas las instalaciones de Flopec, que están en proceso de construcción.
A la administración actual del alcalde de Alianza País, Lenin Lara, le toca el reto de ponerle otra cara a Esmeraldas y de terminar con el rezago y abandono.