Lolo Echeverría
La atmósfera de la segunda vuelta electoral
La sociología electoral permite ver lo que le ocurre a la sociedad. La campaña electoral ha exhibido grotescamente, con el asesinato de un candidato, el problema más grande que aflige a los ciudadanos, el problema de la violencia. Los resultados oficiales revelan el otro gran problema de nuestra sociedad, la fractura económica y política.
Han pasado a la segunda vuelta electoral los más claros representantes, de la izquierda que promueve un Estado fuerte, economía centralizada y derechos colectivos superiores a los derechos individuales, y de la derecha liberal que promueve la libertad económica, derechos individuales y separación de funciones. La campaña de segunda vuelta no acercará las posiciones, más bien puede profundizar la brecha.
El 80% de los ciudadanos se sintió llamado a manifestar su voluntad en las urnas y eligió a los dos finalistas, pero fue en un tema distinto, en el cual los ciudadanos tenían más capacidad de decisión, donde rebasaron la polarización y se manifestaron lúcidamente por la defensa del medio ambiente, con una votación superior a los dos finalistas juntos.
Los dos finalistas ofrecen soluciones enteramente distintas para el mismo problema económico: la brecha entre un sector de ecuatorianos que vive en la pobreza o en el límite de la supervivencia y otro sector que dispone de patrimonio, obtenido por su trabajo o por herencia, que les permite autonomía económica.
Es necesario recuperar el arte de gobernar, avanzar hacia una reconciliación nacional. La democracia representativa agoniza, el pueblo nos ha dado una vía diferente, la democracia participativa, para sanear la democracia complementando su dimensión política con la dimensión económica y social.
Debemos cambiar la arquitectura de la democracia para salvarla, con la participación de la academia, los gremios, los sindicatos, las iglesias, las organizaciones no gubernamentales. Debemos plantear la reparación y la reconciliación para enfrentar el futuro.