Eventos tan sostenidos en el tiempo como la Bienal Internacional de Arte de Cuenca con más de tres décadas de existencia, amerita plantear -entre cita y cita- un proyecto educativo de largo aliento, sin cortes sujetos a cambios de autoridades y presupuestos inestables. Creo fundamental construir un espacio de investigación sobre el arte moderno del siglo XX en Ecuador en diálogo -cuando amerita- con sus pares americanos y europeos. Las investigaciones coordinadas con universidades aliadas arrojarían no solo documentos académicos, sino propuestas de exhibiciones cortas, catálogos de obra, seminarios, clases maestras, guías culturales, on y off line en la que se acumularía un rico material didáctico para docentes y estudiantes. Son los antecedentes natos de lo que ocurre hoy.
Estas ideas surgen de dos eventos desconectados entre si y de la Bienal pero que aliados podrían enriquecerse mutuamente. Pocos días antes de su inauguración se celebraron las IV Jornadas de Historia del Arte y la Arquitectura de las Américas (HISTAA), cita creada por la Universidad de Cuenca y aliada en esta ocasión con la PUCE y la Bienal de Arquitectura de Quito. El tema discutido fue muy actual debido a los inminentes cambios en las formas de hacer turismo: “Ocio y negocio: el hotel de posguerra en las Américas. 1945-1990”. El hotel fue una gran plataforma de creación para artistas modernos, diseñadores y artesanos en relación con los nuevos espacios creados para la modernidad. Fueron vitrinas donde se debatieron las nuevas identidades pero también donde su ejercicio apuntó a modificar sin vuelta de hoja grandes territorios playeros, extensos desiertos o recónditos lugares amazónicos. Son también los antecedentes que no debemos ocultar, los que hoy nos pasan factura. Ponentes de muchos países presentaron casos interesantísimos, dignos de un buen debate. Desde el Ecuador, uno de los hoteles discutidos fue el Colón de Quito; uno de sus artistas: Jaime Andrade.
Y precisamente fue sobre éste, y en medio de una nutrida programación “bienalesca”, que se presentó el libro multiautoral: “Jaime Andrade Moscoso. Escultura, murales y obra gráfica. 1925-1989”, un fenomenal esfuerzo del Museo Universitario de la Universidad Central en el que se despliegan miradas diversas sobre este personaje. Más allá de él y su obra, nos da luces sobre la búsqueda de nuevos materiales, el manejo del espacio público en Ecuador, las fuentes y devenires de la experimentación, la pedagogía del arte, entre otros tantos temas en los que se bucea. La fotografía histórica y nueva es también un gran aporte. Una contribución enorme al gran vacío de conocimiento que existe sobre nuestra escultura moderna.
La Bienal no puede ni debe desconocer y desconectarse de sus antecedentes…