Las vacaciones escolares de la Sierra han puesto en evidencia la urgencia de culminar la ampliación de la vía Alóag-Santo Domingo. Desde el mes pasado, los usuarios debemos emplear hasta una hora más de viaje, debido a los cuellos de botella que se forman en los tramos donde aún hay dos carriles.
Las filas de más de 5 kilómetros se forman en varios puntos: al salir de Santo Domingo, antes de llegar a la estación de peaje de esa provincia, cerca de la parroquia Alluriquín y antes de cruzar Tandapi.
Se suponía que con el pago de los peajes en las dos estaciones a cargo de las provincias de Pichincha y de Santo Domingo de los Tsáchilas iban a continuar las obras de mejoramiento de esta vía tan importante.
Sin embargo, las autoridades de Pichincha suspendieron los trabajos del contrato de USD 252,8 millones de dólares. En el lado de Santo Domingo aún no se ve nada en los 28 kilómetros que le corresponde manejar; además recién se asumió la administración de ese tramo en esta arteria de 100 km.
Hasta ahora lo único que se sabe es que Pichincha necesita recursos adicionales a los de la tasa vial para completar el financiamiento. La semana pasada, los dos prefectos se reunieron con las autoridades del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, pero nadie ha querido informar nada.
Los usuarios nos preguntamos dónde quedaron los compromisos de hacer de la Alóag-Santo Domingo una vía de cuatro carriles, con túneles y otras obras para garantizar la seguridad vial. Ambas prefecturas asumieron esas obligaciones al conseguir las delegaciones por parte del Ministerio de Transporte y también quedaron por escrito cuando pidieron la autorización para el cobro de los peajes.
Luego de que en mayo último las dos prefecturas zanjaran sus diferencias por el cobro de un valor equivalente a dos tasas en el lado pichinchano nadie dijo nada de suspender las obras; más bien hablaron de poner a punto a la vía. Ahora no sabemos nada y seguiremos soportando los atascos sin que nadie haga algo.