Antes de la pandemia, había un déficit de más de seis millones de médicos en el mundo. Para el 2030 se calcula que serán 10 millones. ¿Por qué tal retroceso? Sucede que los médicos, las enfermeras y otros trabajadores de la salud están hartos de recibir ataques, incluso con violencia, tener horarios irracionales y ser mal pagados. Además, muchos sufren estrés extremo, el llamado burnout (quemados).
El déficit de médicos vaticinado para dentro de ochos años fue advertido en un estudio del Foro Económico Mundial, difundido este mes. Se trata de un escollo importante en el objetivo de alcanzar el derecho a la salud universal, terreno donde hay grandes inequidades. Considere este dato: en Noruega e Italia mueren al año dos mujeres por cada 100.000 nacidos vivos, mientras en Colombia son 83, en Venezuela 125, en Chad 1.140 y en Sudán 1.150.
Según el documento del Foro Económico, muchos doctores desean cambiar de actividad, pues enfrentan violencia y sobrecarga de trabajo. No se trata de algo nuevo, pero se ha agravado. La OMS afirma que casi la cuarta parte de la violencia laboral que se registra en el mundo corresponde al sector de la salud.
“El Covid aumentó la presión en los sistemas sanitarios, afectó las cadenas de suministro global y llevó a muchos sobrecargados trabajadores del sector a situaciones límite”, reza el estudio.
En el combate a la pandemia, los trabajadores de la salud fueron tratados como héroes, hasta monumentos les hicieron, aunque también sufrieron ataques de personas desubicadas. Retiradas las olas pandémicas más duras, queda el cansancio y hartazgo de médicos, enfermeras y otros profesionales.
En algunos sitios de Estados Unidos, los servicios para ancianos están hoy limitados, pues no hay enfermeras para contratar, lo mismo sucede con consultorios donde se ofrecían procesos de rehabilitación física. También hay hospitales que batallan por falta de personal. Para nuestros países, los llamados en desarrollo, esto no es novedoso, la falta de personal es un problema añejo.
Estudios difundidos en la revista Lancet, indican que en el mundo había en 2019 unos 104 millones de trabajadores de la salud empleados. Ya para entonces, el déficit era de 6,4 millones de médicos y 30,6 millones de enfermeras y parteras. En los años venideros empeorará esta tendencia.
Si queremos más salud y mejor, no hay atajos. O cuidamos al personal de salud, lo protegemos y alentamos, o el acceso a la salud podría deteriorarse gravemente.