Columnista invitado
La atmósfera de tranquilidad y respeto que reemplazaba, desde hace dos meses, al ambiente hostil creado en la década anterior, se ha enrarecido.
La sorprendente acción del presidente Moreno, la apertura al diálogo, la valoración de la trágica situación económica que ha heredado del gobierno anterior, el reconocimiento de la trascendencia y de la dignidad de las fuerzas armadas, la promesa de luchar contra la corrupción y su sesudo proceder al inhibirse de opinar positiva o negativamente en el caso del vicepresidente, por respeto al ámbito de las otras funciones del Estado, han desatado las rabietas del nostálgico de Bélgica y los berrinches del funcionario cuestionado.
Aparecen las ciegas defensoras, que no perciben de fanatismo irreflexivo.
La sociedad enmudece sorprendida al escuchar las cifras de esta inmoral danza millonaria, es 1 ó son 13 ó 33 u 80 ó 100, o muchísimos más; qué difícil captar o mensurar la magnitud de los sospechados montos y de sus más variados orígenes: energía, petróleos, contratación pública y otras fértiles fuentes.
Existe una severa crisis, se ha culpado a la baja del precio del petróleo, a la apreciación del dólar y al terremoto del 2016
¿ Y el despilfarro? ¿Y la fobia a ahorrar en los tiempos de bonanza? ¿Y el encarecimiento de contratos y de la obra pública para extraer coimas y comisiones? ¿Y la Corrupción?
El compromiso sagrado de un presidente es con la patria y no con el grupo político que patrocinó su candidatura, así lo ha entendido Lenín Moreno, que ante las injurias públicas proferidas por el constantemente mencionado, en grabaciones internacionales, Jorge Glas, le ha retirado las funciones de vicepresidente.
Similares delaciones motivaron, en otros países, la judicialización de funcionarios de alto nivel. Se pone a prueba la actuación imparcial del joven fiscal general, Carlos Baca Mancheno, y de su obligación de proceder como digno heredero del accionar valiente y honesto de su progenitor, que no dubitaría en solicitar medidas cautelares en un caso semejante.
El primer mandatario cumple con la oferta de luchar contra la corrupción y hoy se comprueba que casi todas las denuncias de Fernando Villavicencio, Cléver Jiménez y de la Comisión del Control Cívico Anticorrupción, han sido totalmente justificadas.
Que importante sería promover la liberación de Villavicencio, la suspensión de la infamante humillación del grillete a Jiménez y trabajar conjuntamente con la Comisión Anticorrupción.
Le vendrán días difíciles al gobierno, pero su accionar coherente y firme incrementará el gran apoyo que, al momento, recibe de un pueblo cansado de la prepotencia, de la injuria, de la mentira, del odio y de la corrupción.