Cecilia Fárez (der.), en uno de los entrenamientos con los medallistas nacionales en la piscina olímpica de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Después de cinco válidas nacionales de triatlón, desarrolladas este año en diferentes sedes, Azuay ratificó su predominio. Nuevos nombres surgieron en las categorías entre 10 y 15 años, en las ramas masculina y femenina.
Tomás Chica, Pablo Arrobo, Renata Soria y Ángeles Bonilla fueron los mejores en las categorías 10-11, 12-13 y 14-15 años. Así lo confirmaron en la última fecha, realizada el 27 de octubre en Puerto López, Manabí. Se suman Juan Peña, Juan Domínguez, Ian Hinostroza y David Vega, quienes también se subieron al podio.
Ellos siguen los pasos de Paula Vega (15 años), su compañera de prácticas, quien terminó quinta en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, Argentina.
Arrobo está feliz por cerrar una temporada exitosa en la división 12-13 años. A más de sobresalir en las cinco válidas, ganó la medalla de oro en los Juegos Nacionales de Menores, cumplidos en Imbabura, tras superar al pichinchano Nixon Vargas y a su coterráneo Juan Domínguez.
Todas las válidas de este año, reconoció el triatleta, han sido complicadas por la calidad de rivales. Su fuerte es la natación, con frecuencia sale primero del agua y de esa manera equilibra fuerzas. Sus adversarios, en cambio, “son rápidos en el ciclismo y en el atletismo”.
Su incorporación al triatlón se produjo por una invitación hecha a los alumnos de su colegio: Técnico Salesiano, por los entrenadores Ángel Matute y Cecilia Fárez. Eso ocurrió hace tres años y medio. El 2019, Arrobo competirá en la categoría 14-15 años y la meta es seguir siendo protagonista. “Mi meta a largo plazo es clasificar a unos Juegos Olímpicos”.
Como Arrobo, otros triatletas azuayos de las categorías entre 10 y 15 años se entrenan por las tardes y en las noches, después de retornar de sus establecimientos educativos y de adelantar algunas tareas. Todos los días nadan en la piscina olímpica de Cuenca. En otros escenarios trotan y se entrenan con las bicicletas.
Ángeles Bonilla, campeona nacional en la categoría 14-15 años, asegura que los triunfos empezaron hace tres años. Su principal rival es la pichinchana Marcela Peñafiel, quien ganó la medalla de oro en los Juegos Nacionales de Menores en Imbabura. Allí no compitió Bonilla, por una lesión.
Según Cecilia Fárez, sus dirigidos han mostrado predominio a escala nacional gracias al trabajo que se realiza en las bases. “No descuidamos la parte de iniciación y masificación. Siempre tratamos de reclutar nuevos chicos y allí detectamos a los nuevos talentos para las diferentes categorías, desde los 10 años”.
La idea es no descuidar ninguna división. Al momento que haya los ascensos de categoría de unos deportistas, otros tienen que estar listos para cubrir esas plazas. Esa labor ha sido constante para evitar que Pichincha, Imbabura o Chimborazo, las provincias que también tienen un gran potencial, puedan acabar con la hegemonía azuaya.
En la actualidad, Azuay cuenta con 54 triatletas en todas las categorías. De ese grupo, 33 pertenecen a las categorías 10-11 y 12-13, quienes están a cargo de Fárez. Algunos de esos alumnos fueron ‘reclutados’ en las colonias vacacionales. Ángel Matute es el responsable técnico desde la categoría 14-15 años en adelante.
El adiestrador cuencano está convencido de que “el triatlón azuayo tiene escuela, hay cimientos y por eso, casi no tenemos vacíos todos los años”. A su criterio, esa es la clave del éxito. También destacó la capacitación de los técnicos y el apoyo de los padres de familia.