Santiago Quintero tiene el desafío de volver a escalar el K2

El ecuatoriano Santiago Quintero, de 47 años, es montañista y guía. Fotos: Cortesía / Santiago Quintero.
Cuando Santiago Quintero trepa a las montañas, se siente vivo. “Subir a las elevaciones es mi vida”, expresa el ecuatoriano, de 47 años, que tiene amputado más de la mitad del pie izquierdo y la mitad del derecho. Perdió esas partes de su cuerpo, tras coronar la cumbre del Aconcagua, en el 2002. Debió pernoctar sin protección y los pies se congelaron. De eso, pasaron casi dos décadas. El accidente lo impulsó y le dio fuerzas para seguir adelante en el montañismo, del que vive como guía y que lo ejerce también como un deportista.
Por su convicción, ha trepado ya ocho cumbres de 8 000 metros, sin oxígeno suplementario. Su proyecto es completar los 14 ‘ochomiles’, aunque no tiene una fecha definida. Todo dependerá de si consigue todos los auspicios para cumplir su gran sueño. Como parte de ese proyecto, su último desafío fue trepar el K2, la segunda montaña más alta del mundo (8 611 metros), ubicada en la frontera de Pakistán y China.
Sin porteador para el K2
Quintero se preparó cerca de 11 meses para lograr el ascenso al K2. Para ello, subió cumbres ecuatorianas, utilizó una máscara hipóxica y consiguió los recursos para emprender su aventura. Su gran reto estaba planificado para julio pasado. Sin embargo, el dinero no le alcanzó para financiar el viaje de un compañero o de un sherpa, indispensable para tener ayuda durante el ascenso a las cumbres más altas del planeta.
Esto último fue su primera complicación. Sin sherpa, Quintero contrató un porteador, quien es una persona que se encarga de acompañar al montañista y lleva la mayor parte del cargamento, necesario para una expedición.
Su plan comenzó el 15 de junio, cuando llegó a Islamabad, la capital de Pakistán. Entonces, tenía previsto iniciar su aclimatación. Sin embargo, el grupo que debía acompañarlo llegó 10 días después. “No sabía que este retraso se había planificado, la agencia no me avisó”, contó el deportista.
Antes de lograr el ascenso final, el porteador le informó que había utilizado ya el oxígeno que se disponía para el ascenso final, lo que cambiaba los planes. “Pagué para el porteador, dos botellas de oxígeno y él decidió utilizarlas y dejarme abandonado para ir a la cumbre”. Este contratiempo, sumado a las malas condiciones del clima, le obligaron a desertar de la misión. Sin embargo, Quintero ahora está tranquilo y quiere, en algún momento, volver a intentar el ascenso al K2.

“Cometieron este error de no avisarme y tuve que esperar 10 días, que eran fundamentales porque cuando uno sube sin oxígeno tiene que aclimatarse a la montaña. Hay que subir en varias ocasiones hasta los 6 000 y 7 000 metros y tocar los 8 000 y esto toma tiempo”. Esto lo obligó a aclimatarse y a realizar los ascensos previos, en menor tiempo del que había planificado. Con todo, con el grupo de expedición, llegó al campo base del K2, el 3 de julio.
El ecuatoriano arribó con nueve montañistas, entre ellos mexicanos, polacos, rusos, entre otros.
“Quiero volver a intentarlo, porque forma parte de mi proyecto de 14 ‘ochomiles’. Sin embargo, no tengo una fecha aún definida”, expresó el deportista. La fe, la perseverancia y seguir su pasión, dice, son las principales herramientas de vida para mantenerse en su proyecto. Para emprender un reto así, precisa de al menos USD 60 000. “Dios me acompaña en mi desafío”.
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