El técnico del Deportivo Quito, Rubén Darío Insúa, trabaja a doble ritmo. Al mismo tiempo en que mantiene al plantel principal en la lucha por asegurarse uno de los cupos a un torneo internacional (Copa Libertadores o Sudamericana), procura pulir a cinco talentos para el futuro del club.
Nadie de la directiva chulla, encabezada por los hermanos Eugenio y Eduardo Romero, le encomendó esa tarea al estratega. Pero él lo hace porque asegura que es una norma en su trabajo. Por convicción siempre proyecta jóvenes a los planteles de Primera en los equipos en los que ha estado.
Según indicaron los hermanos Romero, para el próximo año Deportivo Quito reducirá su presupuesto (este año es de USD 4,5 millones) y afrontará el torneo con una base de juveniles. Sin embargo, en el plantel principal solo se entrenan cinco jóvenes futbolistas de 18 años que anhelan con ser titulares. De ellos, cuatro ya han actuado: Éderson Valencia, Juan Cortez, Fabián Burbano y Alister de Jesús. A ellos se sumó Kevin Ayala, pero él salió a mitad de temporada para militar en el Olmedo.
En la lista de espera está Daniel Loor (17 años), quien aún espera la oportunidad de salir en algún momento entre los titulares.
Insúa decidió incluirlos en los entrenamientos con el equipo principal por sus condiciones y porque considera que todo club debe dar prioridad a sus categorías menores. Sin embargo, “en el Quito no tienen la estructura adecuada para eso”, lamentó.
Estos cinco adolescentes se desempeñan mayormente en el equipo de Reserva cuando no son tomados en cuenta para el plantel estelar. Y luego de cada fecha, continúan con las prácticas bajo el mando de Insúa.
Sus salarios son bajos, pues apenas alcanzan los USD 600, según reveló uno de ellos. “Justamente la necesidad tiene que ser su principal motivación para triunfar”, explicó el estratega argentino.
Con su batuta, en el 2010 este mismo equipo promovió a talentos como Pedro Pablo Velasco, Wellington Ortiz, Daniel Solano y José Miguel Andrade.
A eso apuntan estos cinco futbolistas. Burbano, por ejemplo, ascendió el año pasado de la categoría Sub 18. Su ventaja es que vive en el sector La Vicentina con sus padres, quienes lo mantienen y le apoyan para la movilización.
“Aquí aprendo de todos. Los consejos que nos da el técnico son muy importantes y por eso trato de esforzarme”, expresó el volante por izquierda a este Diario, tras la práctica vespertina del viernes, en el complejo de Carcelén.
Es evidente que aún no están adaptados al grupo. Antes de los entrenamientos, durante las pausas o al final, siempre se juntan para conversar y bromear entre ellos. Los experimentados parecen ajenos. Aunque se solidarizan en los momentos complicados que vive el equipo, que no cobra salarios desde hace nueve meses.
Cuando los jóvenes necesitan dinero para alimentarse, los experimentados sacan de sus bolsillos para darles. Es una práctica que la comparte hasta el mismo DT Insúa, quien lamenta el trato que reciben los llamados ‘canteranos’.
Adicionalmente, los pocos premios que logran cobrar también los comparten con los juveniles, quienes están agradecidos por esa solidaridad.
De Jesús es otro ejemplo de perseverancia. El choteño y hermano menor del ex lateral de Aucas y Barcelona, Omar de Jesús, se unió este año al equipo proveniente de la Universidad Católica. Pero su deseo es quedarse, aunque el club tenga esos problemas financieros. La intención de la directiva de afrontar el torneo 2014 con base de juveniles lo tiene motivado.
Él vive con su otro hermano Éder de Jesús, pero para la alimentación recibe el respaldo de su representante, el empresario Jorge Guerrero, quien negoció su permanencia.
Así viven estos talentos en el Deportivo Quito, esperando poder competir en un torneo internacional el próximo año ya como titulares, sin que tengan certeza de que seguirán bajo el mando de Insúa.
El estratega lo explica así: “El trabajo en divisiones menores debe ser un proyecto institucional, independientemente del técnico que esté a cargo”.
Eso sí, el cuerpo técnico está pendiente de ver si los chicos se alimentan adecuadamente y de si descansan el tiempo adecuado. Por ello, suelen quedarse luego de las prácticas ensayando remates, tiros libres, etc. También se ejercitan en el gimnasio más que el resto del plantel principal.
Con pocos recursos
El plantel de reserva es el complemento que hace el DT Rubén Insúa. Cuando estos chicos no entran en la convocatoria, juegan bajo el mando del técnico local Juan Carlos Garay.
Una muestra de su potencial se observó cuando Deportivo Quito jugó con el equipo de reserva en Manta, cuando cayó 3-0.
En el equipo debutó este año el delantero Kevin Ayala. Alcanzó a jugar cinco partidos con la blusa azulgrana y marcó un tanto. Pero, a mitad de año se desvinculó del plantel y se unió al ascendido Olmedo.
El plantel de reserva se entrena en Calderón. El club no cuenta con la estructura para las categorías menores. En el complejo solo existe la cancha principal y tres pequeñas para las escuelas de fútbol. Hay terreno sin ocupar.
Tampoco cuenta con residencia para sus jóvenes talentos, quienes viven con familiares o amigos mientras acuden a los entrenamientos.