Con las grandes figuras del toreo anunciadas en los carteles y los rotundos triunfos que consiguieron abrir en varias tardes la Puerta de los Cónsules del antiguo e histórico Coliseo Romano de Nimes, el ciclo de la Feria de Pentecostés se cerró y su punto más alto fue el faenón de Morante de la Puebla, premiado con las dos orejas y un rabo del toro de Juan Pedro Domecq, al que incluso toreó a la antigua usanza con pases ejecutados en una silla.
La Feria, un dechado de arte y torería – como la calificó Simón Casas, empresario francés y antiguo matador de toros- tuvo tardes de gran altura como la actuación de Julio Aparicio (un día antes de su grave percance en Madrid) con un toro de Núñez del Cuvillo, o la firma apoteósica de una mañana esplendorosa de Julián López, El Juli (tres orejas) y Daniel Luque (cuatro orejas) que compartieron los honores en la salida en hombros (foto) en la corrida del hierro de Garcigrande.
El torero francés Sebastián Castella, que también salió en hombros de la plaza, cortó tres orejas pero su triunfo fue protestado por algunos espectadores en la corrida en que se celebró un mano a mano (El Juli cortó dos orejas) con toros de los hierros españoles de Zalduendo y Núñez del Cuvillo.