Johan Padilla: 'Los gritos racistas ya son costumbre'

Padilla se inició en las formativas  de Barcelona e Independiente del Valle. Foto: David  Paredes/ EL COMERCIO.

Padilla se inició en las formativas de Barcelona e Independiente del Valle. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO.

Padilla se inició en las formativas de Barcelona e Independiente del Valle. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO.

Los árbitros argumentan que ellos no informan de insultos racistas porque solo escuchan los goleros. ¿Eso es verdad?

¡Cómo no van a escuchar el grito de uh-uh-uh (imitación de gorila)! Se escucha en todo el estadio. Por mi parte, creo, es un tema que no va a cambiar. Es una costumbre que tienen al hacer estos gestos. Nos hemos acostumbrado a eso. Esto se aprende en la casa. Nadie nace racista. La gente se vuelve racista. Eso ya es cosa de cada quien.

¿Los gritos se dan en todos los estadios del país?

La verdad sí pasa en todos los estadios. Pero en lo personal, donde le meten más en eso, es con Técnico (en Ambato). Los hinchas se meten más en ese tema que incomoda bastante. En mi tierra, en Esmeraldas, no hay esta clase de gestos absurdos.

¿Usted respondió en las redes sociales?

Es que todos los equipos tienen negros. Todos tienen futbolistas de raza negra, que defienden sus camisetas. En Barcelona, Emelec, Liga hay jugadores mestizos y negros. Aquí en El Nacional también y nos llevamos bien.

¿Cómo convivir con el problema de racismo?

Ya se nos ha hecho costumbre. Es un tema en el que ha transcurrido tantos años y no ha cambiado. Y no cambiará. Ya dije una vez: la ignorancia de la gente no los deja ver más allá de lo que son. Todos tenemos el mismo color de sangre, que es roja, y no nos damos cuenta de eso.

¿También siente usted racismo fuera del fútbol?

Me ha tocado vivir eso algunas veces. Al caminar mismo; gente que quizá no me conoce, se cruza de calle. Al caminar te dicen negro tal, negro cual. Son cosas que uno se las vive adentro y afuera. Creo que se está haciendo un poco de costumbre, pero todo tiene un límite.

¿Afecta a la autoestima?

Lastima, pero uno como persona adulta capaz ya lo deja pasar. Pero uno tiene sus hijos y no quiere que les pase lo mismo. En lo personal, les afecta psicológicamente. Uno tiene que lidiar con eso. ¡Mi hija es blanca! La abuela de mi hija es negra. Entonces uno va enseñando lo que es el racismo dentro de la casa.
¿Conversa de esta situación con sus hijos?

Lo conversamos casi siempre.Aunque ellos, por ser de Esmeraldas,compaginan con mestizos y negros. Entonces, es como más suave el tema. De niño a uno le enseñan a no ofender a nadie. Eso le enseño a la hija de mi prima, que es negra. Que le diga ‘ñañita’ a mi hija, porque eso son.
¿Cuándo fue la primera vez que el tema del racismo le haya marcado?
Una vez de niño. Cuando terminé de entrenarme. Estaba en la escuela Juventus. Tenía 12 años. Un compañero me ofendió y me insultó a la madre. Lo comencé a seguir y se metió a un restaurante. Entró y gritaba pidiendo auxilio. Dijo que le estaba robando. Salió un señor a la defensiva sin saber lo que estaba pasando. Me trató de ladrón y llamó a la Policía. Las lágrimas se me salieron de la impotencia de no poder hacer nada.

¿Mucha indignación?

La injusticia, en el negro, siempre va a estar. Hay momentos en que se da más prioridad al blanco que al negro. Toda la vida me ha dado rabia la injusticia. He llorado varias veces. Hasta por mi madre mismo. Me ido de golpes por eso.

¿Estas situaciones fortalecen la personalidad?

La mentalidad de las personas de raza negra es no quedarnos atrás. Nos fortalece y nos pone la mente más dura porque sabemos que podemos dar más. Si un blanco se gradúa, un negro también lo puede hacer. El negro no se quiere quedar atrás. No queremos ser más del montón.

¿Hay más racismo en las grandes ciudades?

Claro. No sé por qué en la Sierra hay más racismo. En Guayaquil, en Chone y ciudades de la Costa compartimos con negros. Son buenos amigos y me llevo bien, pero uno sí siente ese problema de racismo cuando camina por las calles.

¿Y en la cancha?

En la cancha va a pasar siempre. Ahí se lo toma como parte del partido y se lo deja pasar. El que diga algo no es por mala fe. Ellos entrenan con negros los 365 días, pero son cosas que pasan.

¿Usted, en su momento, discutió con Hernán Barcos de Liga de Quito?

Son cosas que pasan. A mí no me gusta que me hagan goles. Con Barcos y Jonathan Álvez hemos tenido algunos encontrones, pero ellos siguen su camino y yo el mío.

Su vida. 

Nació en Esmeraldas el 14 de agosto de 1992. Cumplió 26 años. Se inició en las formativas de Barcelona e Independiente del Valle.

Su visión. 

La semana pasada recibió insultos de racismo en un partido entre Técnico y El Nacional en el Bellavista de Ambato.

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