El nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, (izq.), y el exjugador del Real Madrid, Míchel Salgado, juegan un partido amistoso de fútbol en la sede del organismo internacional en Zúrich, Suiza, el 29 de febrero de 2016. Foto: Ennio Leanza/ EFE
El suizo Gianni Infantino inició hoy, 29 de febrero del 2016, su etapa en la FIFA sobre el césped: el nuevo presidente del ente rector reunió en Zúrich a numerosas estrellas para jugar un amistoso y dar el puntapié inicial a una era en la que pretende lavar la imagen del organismo.
Infantino encajó bien su primera derrota, que llegó apenas tres días después de lograr la victoria más importante de su vida, en las elecciones presidenciales de la FIFA. Hoy perdió, pero fue un amistoso, así que lo asumió relajado y con sonrisas.
Fabio Cannavaro, Luis Figo, Paolo Maldini o Fernando Hierro fueron algunas de las estrellas que disputaron el encuentro con el que Infantino festejó en Zúrich su primer día en las oficinas de la FIFA.
Las gélidas temperaturas, levemente por encima de los cero grados, y el aguanieve que caía no turbó el ánimo de Infantino. “El mayor desafío para mí es haber podido terminar el partido”, dijo el dirigente de 45 años aún vestido de corto. “Tendré molestias musculares”. Infantino entró en la sede de la FIFA a las 11:43 horas con una mochila negra deportiva al hombro. Fue de algún modo la escenificación de su campaña electoral.
“Quiero devolver el fútbol a la FIFA”, repitió Infantino el mantra de su campaña en un micrófono colocado en el césped artificial sobre el que se jugó el partido. La nueva era de la “transparencia” tras la caída del polémico Joseph Blatter por el estallido del escándalo ‘FIFAGate’ comenzó con una profunda niebla y luz artificial. En contraposición con algunos jugadores, como Clarence Seedorf, Infantino jugó el partido en manga corta. Infantino intentó que su principal rival en la carrera presidencial, el jeque bahreiní Salman bin Ibrahim al Jalifa, asistiera al partido, pero no lo consiguió. “Estoy muy mayor para el fútbol”, dijo el jeque de 50 años, que se cruzó hoy con Infantino en la sede de la FIFA, de la que es vicepresidente.
Al bahreiní se le vio relajado, con traje casual, una gorra y zapatillas de deporte oscuras. Y le dio la mano a Infantino delante de las cámaras antes de que su figura se perdiera dentro de una limusina oscura. Aunque su mandato arrancó con sonrisas y relajación sobre el césped, Infantino deberá ponerse en breve manos a la obra. En 60 días deberán ser implantadas todas las reformas aprobadas el viernes en el congreso. Además, el suizo quiere acelerar todo lo posible la elección de la sede del Mundial de fútbol 2026. “Es bastante urgente”, dijo Infantino. “Tenemos que iniciar el proceso en los próximos meses, posiblemente antes del congreso de mayo”, indicó con vistas a la reunión que la asamblea de la FIFA tendrá en Ciudad de México. Debido ‘FIFAGate’, que estalló en mayo de 2015, el ente rector del fútbol mundial retrasó en un principio la elección de la sede del Mundial 2026 para el congreso de mayo de 2017. El país anfitrión de la Copa del Mundo de dentro de una década será elegido mediante el voto de las 209 federaciones que conforman la FIFA. Hasta ahora, la sede era elegida por el polémico comité ejecutivo. Estados Unidos, Canadá y México fueron los únicos países que mostraron hasta el momento interés en organizar la cita.