El hijo de Jacinto Espinoza es la figura de El Nacional en la Copa Mitad del Mundo. Foto: EL COMERCIO
‘Ella es la culpable, pregúntele a ella”, decía entre risas, Jacinto Espinoza, cuando este Diario le consultó el por qué su hijo Gianluca siguió sus pasos y se hizo guardameta. En ese momento, la madre del joven futbolista, Elizabeth Ortiz, se acercaba para abrazarlo y felicitarlo.
La pareja estuvo exultante, la tarde del viernes 26 de junio, al ver cómo el joven golero de El Nacional se convirtió nuevamente en figura y lideró a su equipo a la final de la primera Copa Mitad del Mundo que se disputa en el complejo del Independiente del Valle.
Este 28 de junio, El Nacional, con Gianluca custodiando el arco, se enfrenta, desde las 15:00, con la Selección Sub 17 de Ecuador, en la gran final del torneo amistoso internacional.
Liga de Quito fue la primera víctima del golero en la Copa. Al cuadro albo, en el que brilló su padre, Gianluca le atajó cuatro penales; luego lo sufrió Independiente, al que le tapó el último tiro en esta definición. Así, los criollos superaron los cuartos de final y las semifinales, respectivamente.
Gianluca quiere emular al máximo a su padre, a quien admira profundamente. Por lo pronto, la fama empezó a rodearlo por sus destacadas actuaciones en el torneo juvenil. Los medios ya empiezan a hacerle entrevistas y los hinchas de El Nacional, que acompañan al equipo a Sangolquí, aprovechan el chance para tomarse fotos con el famoso padre y con el hijo. Jacinto asistió a la mayoría de los cotejos apoyándolo.
El meta criollo, de 16 años, lleva un uniforme similar al que lucía su padre en su época activa (entre 1989 y 2011), mientras atajó para Liga de Quito, Espoli, entre otros clubes: un buzo gris de camuflaje con el número uno a manera de un rayo. En la espalda tiene escrito ‘SuperGianluca’; su padre, en cambio, llevaba ‘Superchinto’.
Elizabeth recuerda más anécdotas de la naciente figura: “Recuerdo que su papá hacía que pateara con la pierna derecha y con la izquierda, pero cuando Jacinto se iba, él me pedía que le lanzara la bola a él, para que atajar. Entonces, le dije a Jacinto ‘mi amor, creo que el niño quiere ser arquero’”.
En realidad, Jacinto tenía la ilusión de que su hijo se convirtiese en delantero, porque según dice “es difícil ser arquero, se tienen pocas oportunidades y además pagan menos”. Por ello intentó motivarlo a que desde los cuatro años adquiera el gusto por ser ariete. Pero no lo logró.
‘Superchinto’ tiene en su casa un video con sus mejores atajadas. Su hijo lo miró y esa fue su principal motivación. “Desde ahí supe que quería ser arquero”, decía el meta, sonriente, agradecido con las muestras de afecto para el golero que ataja para el ‘Rojo’ desde el 2010.
Sobre su capacidad para atajar penales, nunca recibió un consejo de su padre sobre cómo hacerlo, porque sabe que ese no era su fuerte. Esa fortaleza que muestra ‘SuperGianluca’ se debe a que siempre se dedica a atajar estos remates luego de las prácticas diarias. También mira videos sobre técnicas para lanzarse.
“Tiene bastante sangre fría y serenidad, esas son sus principales virtudes”, refirió Jacinto, mientras tocaba la cabeza de Gianluca. Hoy, el golero tiene una nueva oportunidad de mostrar su talento, en la final de la Copa Mitad del Mundo.