Santa Fe amaneció más fría que de costumbre. Estaba pronosticada una temperatura de 3 grados y con disminuciones, con el paso de las horas. La peatonal San Martín, la arteria comercial más importante del poblado, está abanderada con los colores patrios de Argentina, Ecuador, Paraguay, Colombia y Bolivia, los equipos que jugarán la Copa América en esta ciudad de 300 000 habitantes.
En Santa Fe, los domingos son de descanso absoluto. Los locales comerciales, que generalmente operan de lunes a viernes desde las 10:00 hasta las 20:00 (18:00 de Ecuador) están cerrados.
Lo único que anima el paseo peatonal por estas horas es la presencia de hinchas paraguayos y ecuatorianos, ataviados con sus camisetas, banderas y chompas.
Si la presencia de hinchas determinara un marcador, Paraguay ganaría por goleada. En la mencionada peatonal y por toda la ciudad, las camisetas albirrojas y las banderas se multiplican.
Es como estar en Asunción o en Luque en un partido de la ‘Albirroja’. “Hoy (ayer), los paraguayos somos mayoría”, dice José Ramírez, quien reside en Rosario y viajó dos horas en su auto.
La colonia de paraguayos en Argentina y en la provincia de Santa Fe es grande. Muchos decidieron llegar a suelo argentino para trabajar como albañiles y jornaleros. “Y en toda la provincia (incluye otras ciudades como Rosario, Reconquista, Vera…) debemos ser 100 000 paraguayos” dice Ramírez, mientras agita su bandera azul, blanca y roja acompañado de su tío Roberto.
¿Y los ecuatorianos? Las camisetas amarillas aparecían, escasamente, por el centro. Tampoco había muchas en las afueras del estadio, al sur de la ciudad en el barrio Centenario. A las 12:00, los ambateños Julio Zurita, Esteban Naranjo, Pablo Santander y Gonzalo Navas, llegaron a una de las oficinas del Comité Organizador para canjear sus boletos e ingresar al partido. Ellos estuvieron en Buenos Aires, donde recorrieron tres días la metrópoli.
El frío los sacudió de inmediato. Navas, estudiante de ingeniera comercial, no dudó en usar la máscara de lana de Diablohuma que compró en Quito para ponérsela y ocultarse del frío. “Vamos a ganar”, dijo Santander, quien cuenta una anécdota de su llegada a Santa Fe. “Fuimos a la costanera y en el malecón nos encontramos con 100 paraguayos que se bajaron de tres buses. Uno se acercó y nos mostró la bandera de forma intimidante. Optamos por irnos. Solo éramos cuatro”, dice encogiendo los hombros.
Pero en la peatonal todo fluyó para los ecuatorianos, que se encontraron con ocho guaraníes que recorrían la ciudad. Los hinchas se desearon suerte y antes de despedirse, decidieron fotografiarse juntos para recordar su estadía en suelo argentino.
En cambio, en el estadio de Colón, Marco Heredia, Juan Proaño y Alfredo Tobar, tres hinchas ecuatorianos que vinieron a Argentina en carro, (se demoraron siete días) esperaban que pasaran las horas para que llegara la hora del partido. Heredia exhibió una credencial de la Ecuafútbol que lo acredita como dirigente del Caribe Júnior, equipo en el que se formó Antonio Valencia. “Vine como hincha. Soy de Lago Agrio, pero vivo en Sangolquí y estoy orgulloso de lo que ha hecho Antonio”, dice, mientras acaricia su cámara fotográfica.
El respaldo
El ecuatoriano Juan Gaibor, estudiante de cardiología de Buenos Aires, llegó al escenario junto a su amiga, la manabita Rossana Bravo. Ellos
esperaban un triunfo de Ecuador.
Gaibor se trasladó desde Buenos Aires hasta Santa Fe, en su auto.
Al estadio llegaron otros ecuatorianos que viven en otras ciudades gauchas.