El Imbabura no posee complejo ni cancha fija para entrenarse diariamente. Pero, a pesar de estas adversidades, los jugadores siempre lucen sonrientes.
Esta realidad se la vivió la mañana del pasado martes, cuando el equipo que dirige el DT nacional Eduardo Granda se entrenó en la cancha del Colegio Aduanero. Ese día cayó un intenso sol sobre la ‘Ciudad Blanca’, como es conocida Ibarra. La cancha lucía irregular, con algunos baches y el césped crecido en otras zonas.
La laguna de Yahuarcocha fue testigo, al fondo, de las risas y bromas que soltaron entre sí los jugadores. Ellos se ejercitaron sin temor a lesiones. Incluso, el mismo Franklin Salas, quien padeció fuertes fracturas a lo largo de su carrera, bromeó con esto: “Ya tengo fuertes los tobillos con este terreno”, dijo entre risas.
Salas, ex Liga de Quito, es uno de los futbolistas experimentados que llegó para reforzar al plantel. Los otros dos referentes son el arquero Johvanni Ibarra y el mediocampista Edwin Tenorio.
La directiva, encabezada por Luis Aguirre, fundador del equipo en 1993, no tenía prevista la influencia que estos tres jugadores lograrían en el grupo.
El propósito al contratarlos era reforzar el plantel. Pero hoy, estos, se han convertido en guías de los jóvenes talentos que pretende impulsar el club. El otro objetivo, es que el Imbabura continúe en la Serie A y afianzar un proceso de producción de futbolistas para sostener las futuras campañas.
“Con ellos, los chicos se sienten respaldados. Hemos jerarquizado nuestro camerino”, confirmó Patricio Ortiz, yerno y coordinador del equipo. Solo tres directivos manejan las finanzas de la institución: Ortiz, Aguirre y su esposa, Gardenia Recalde, de quien el Imbabura heredó la chapa del equipo ‘gardenio’.
Su presupuesto para esta temporada es de USD 1,5 millones y los salarios promedios están en USD 3 000 mensuales, uno de los más bajos del torneo local.
Tenorio y Salas llegaron por gestiones de Ortiz. Ibarra se vinculó por recomendación del DT Carlos Sevilla al Presidente del club.
“El aporte de ellos es muy valioso. Nos ayudaron a conseguir beneficios. Además, unieron al plantel y aprendemos a diario de sus experiencias”, sostuvo Christian Mercado, defensor de 22 años y de 1,80 m de estatura.
Este liderazgo se refleja en acciones que buscan favorecer al plantel. Ibarra, Salas y Tenorio hablaron con los directivos para que sus compañeros accedieran a una mejor alimentación y a lugares más cómodos de concentración. Así, el Imbabura contrató a un chef y hospeda a sus integrantes en hostales de la localidad. El pasado martes se concentraron, por ejemplo, en la Hostería El Prado.
Otro prueba fue el pedido que hizo Ibarra a los jugadores para aliviar el trabajo del utilero Álvaro Suárez. El golero solicitó una cuota para comprar una lavadora y una secadora para la limpieza de los uniformes, tema aún pendiente. También se hizo un calendario para celebrar los cumpleaños de los integrantes del plantel.
Aguirre, viendo el aporte de estos experimentados, ascendió al plantel principal al DT Granda. Él dirigió el plantel de reserva, mientras Wilson Armas comandó al equipo en 10 fechas.
Granda, quien pasó por Barcelona, en la Selección Sub 20 y empezó en esta área con el ex seleccionador de la Tri, Dusan Draskovic, es uno de los mimados de los jugadores. Con él se ríen y bromean en las prácticas y en las concentraciones.
La plantilla está integrada por 27 futbolistas. Estos consideran a Granda como un compañero, manteniendo las distancias por su jerarquía. Él ha dirigido nueve cotejos, de los cuales ganó cuatro, empató dos y perdió tres.
Esa mañana del martes, mientras Suárez preparó una bebida hidratante en polvo y la vertió en botellas plásticas, el DT esperó a que los jugadores se cambiaran en las gradas. Todos dejaron sus bolsos cerca del arco sur y luego jugaron al torito. Allí, Ibarra fue el más bromista y gritón. Granda se rió con sus ocurrencias.
La presencia de Ibarra, Salas y Tenorio aumentó el presupuesto a USD 2 millones. Sin embargo, Aguirre aclaró que “ellos ganan muy poco en relación con otros clubes”, sin revelar sus salarios. “Me sorprendí cuando aceptaron y estoy agradecido por lo que nos están ayudando”, agregó .
Él posee una fábrica de medias en Atuntaqui, a 30 minutos de Ibarra. Aseguró que aprendió y no quiere descender a la Serie B nuevamente, como en el 2007.
El estadio Olímpico recibe en cada jornada a 4 000 hinchas en promedio. Los ibarreños se sienten representados por el club.