Alejandro Frezzotti, de Aucas, en el entrenamiento de este lunes 13 de julio con el plantel completo. Cortesía de Aucas.
Una de las principales preocupaciones del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE) se concentra en la capacidad aglutinadora del fútbol profesional.
Las autoridades quieren evitar aglomeraciones, reuniones en las esquinas en torno a televisores o presencia de aficionados cerca de los escenarios en los días de partidos. Es un hecho que los juegos serán a puerta cerrada, pero la devoción de los grupos de hinchas y su necesidad de cercanía con los equipos causan dudas.
Por ello, según David Constante, director de Competencias de la LigaPro, el organismo trabajará en campañas de concienciación para que los aficionados se mantengan alejados de los escenarios. Para Constante, el fútbol puede ayudar a mantener a la gente en sus casas. “La prueba está en el partido simulacro entre Barcelona y Guayaquil City. En varias ciudades del país disminuyó el tráfico. No hubo aglomeraciones. Eso consta en las cámaras de seguridad de varias ciudades del país”.
El COE confirmó ayer que el fútbol profesional (series A y B) retornará el 15 de agosto. Ese mismo día está marcado para el inicio de la Segunda categoría, evento organizado por la Ecuafútbol, en el que participan 125 equipos.
Constante le contó a este Diario que ayer en el organismo se trabajaba en una propuesta de fixture con la fecha de inicio del 15 de agosto. La intención es concluir el certamen en la segunda o tercera semana de diciembre.
Otro de los puntos críticos para la reanudación es la situación de ciudades como Quito y Cuenca, con elevados casos de contagios de covid-19. El órgano del Campeonato maneja dos escenarios: uno, en el que los equipos de la misma ciudad se enfrenten entre sí durante las primeras jornadas.
Por ejemplo en Quito juegan El Nacional, LDU, Aucas y Católica y, eventualmente, Independiente, que es de Sangolquí. En Guayaquil están Barcelona, Emelec y Guayaquil City; mientras que en Ambato lo hacen Mushuc Runa, Macará y Técnico Universitario.
“La idea es intentar que participen equipos de una misma ciudad o que haya desplazamientos cortos”, razona Constante.
La segunda opción es usar sedes cercanas a Quito y Cuenca para que los clubes de dichos cantones sean locales. Sin embargo, los dirigentes del fútbol esperan que para el 15 de agosto, la fuerza de los contagios haya menguado, sobre todo en la capital.
En todo caso, el nuevo ‘fixture’ mantiene el concepto manejado en la crisis. Cuando vuelvan a la cancha, los equipos tendrán 48 horas entre juego y juego. La intención es, por ejemplo, usar viernes, sábado y domingo para jugar una fecha y continuar la siguiente el martes y miércoles. El jueves habrá receso y la próxima jornada se realizaría entre el viernes y el domingo.
En esa maratón de partidos no existe cabida para diferir, según lo expresó ayer Miguel Ángel Loor, el presidente de la LigaPro. Los equipos que participan en la Copa Libertadores (Delfín, Liga, Independiente y Barcelona) y en la Sudamericana (Emelec) deberán afrontar la seguidilla de encuentros sin poder aplazarlos.
En la Ecuafútbol también hay reuniones de revisión y ajuste de los calendarios de la Superliga femenina y el certamen de la Segunda categoría.
Inicialmente, la Segunda iba a iniciarse el 8 de agosto, pero la fecha se modificó para el 15 de ese mes. Según Samantha Yépez, presidenta de Deportivo Quito, que participará en el zonal de Pichincha, hasta ayer no les habían notificado de más cambios en la programación.
Mientras tanto, la Superliga femenina, que debía empezar en marzo, tiene como fecha tentativa el 12 de septiembre. El director de Competiciones del organismo, William Poveda, debía socializar ciertas observaciones del reglamento.