River Plate es un club “contaminado” y “es complicado trabajar en una atmósfera tan negativa”, lamentó ayer el entrenador Matías Almeyda, tras la derrota por 2-1 que opacó el domingo el regreso del conjunto ‘millonario’ a la primera división del fútbol argentino.
“River es un club donde se vive contaminado. Es complicado trabajar en una atmósfera tan negativa, somos todos culpables, algunos por admitirlo, por decirlo y otros por soportarlo”, declaró el entrenador durante una conferencia de prensa.
River cayó 2-1 ante Belgrano de Córdoba, el mismo verdugo que en el 2010 había enviado al descenso al cuadro de la banda roja, al desperdiciar un penal que le podría haber dado el empate.
El técnico ‘millonario’ cuestionó la reacción de los hinchas, a quienes les pidió que “alienten o no vayan a la cancha”.
Almeyda reaccionó así a los cánticos del público durante el partido en protesta por la desvinculación de los jugadores Alejandro Domínguez y Fernando Cavenaghi y contra el presidente del club Daniel Passarella. “Yo soy positivo. Lo tomo como un reconocimiento a los dos que dejaron cosas buenas”, aseguró el técnico, quien además asumió su responsabilidad por la cuestionada formación que presentó en el estadio Monumental, en la que no incluyó a la nueva incorporación, el arquero Marcelo Barovero, entre otros puntos debatidos.
“Me fijo en la parte humana y hay tiempo para cambiar y creo en el tiempo necesario para la adaptación a cada jugador por eso decidí ponerlo a (el portero Daniel) Vega”, justificó.
River descendió en el 2010 por primera vez en sus 110 años de historia tras una sucesión de muy malas temporadas. Luego de un año de esfuerzos, penurias y mucha tensión en la Segunda división, consiguió en junio pasado el ascenso de regreso a la máxima categoría del fútbol argentino.
En este conjunto milita el juvenil Juan Cazares, quien participó en los entrenamientos y en los amistosos con el plantel principal. El volante espera una oportunidad en los cotejos oficiales.