El fútbol es un deporte que genera emociones, angustias, reproches… en una tertulia, en las redes sociales… Es tan emocionante que puede ser ese factor que une y divide grupos y familias.
En ese contexto, es cierto que Carlos Amarilla cometió un craso error, condenado por la sociedad, al no sancionar un penal que le cometió Fernando Muslera a Christian Benítez. Pero qué hubiera pasado si el delantero hacía el gol. Talvez estaríamos aún desagregando un triunfo. Eso no pasó porque en ese partido ante Uruguay (1-1), el mejor de la Selección en eliminatorias, les faltó suerte a los delanteros.
Es probable que se repitan las mismas historias. Los delanteros actuales se encontrarán con decenas de ocasiones de anotar y también con errores en la definición. No deberíamos crucificar al ‘Chucho’ Benítez, Narciso Mina, Felipe Caicedo o cualquiera de los convocados a la Tricolor. Ellos son seres humanos con familias que también absorben las centenas de insultos y críticas. Es cierto que esos yerros de no definir pudieran pasarnos factura al final de la eliminatoria, pero que no hay que olvidar que ellos también han dado alegría con sus goles al país.
Y lo más difícil después de la lluvia de críticas es el trabajo que hace un entrenador de un club o de una selección, desconocido por la sociedad, para levantar la estima del futbolista. Aún así, el escenario de la Tricolor es alentador porque vamos en buen camino.