Después de que la selección de los Países Bajos (mejor conocida como Holanda en esta parte del mundo) eliminó a Brasil de las semifinales del Mundial de Sudáfrica 2010, y por ende clasificó a esa misma instancia, la primera pregunta del entrenador Bert van Marwijk fue: ¿y ahora quién se ríe?
Una pregunta cuya historia nace allá en el 2008, cuando Van Marwijk asumió la dirección técnica del seleccionado dos veces vicecampeón mundial (Alemania 1974 y Argentina 1978), tras la Eurocopa de aquel año y en reemplazo de Marco van Basten.En aquella ocasión la prensa holandesa le preguntó cuáles eran sus expectativas al hacerse cargo de la ‘Naranja Mecánica’, a lo que Marwijk respondió: ser campeón del mundo.
La respuesta del estratega causó reacciones desde el escepticismo hasta la burla. Muchas publicaciones de su país e incluso del resto de Europa se rieron abiertamente de las pretensiones del entrenador.
“Cuando dije que mi objetivo era ser campeón mundial hubo quienes se burlaron de mí, pero si realmente quieres conseguir algo, tienes que creer en ello. Este es el mensaje que he intentado siempre transmitir desde que soy el director técnico”, dijo hace poco Marwijk a la prensa internacional, luego de que su equipo eliminó a la poderosa selección brasileña .
En esa entrevista, recogida por la agencia Europa Press, el estratega aseguró que su equipo ha demostrado que “… puede hacer un fútbol fantástico y vencer a cualquier equipo. Cuando empezó el Mundial dije que no habíamos venido aquí solo a participar, que estábamos para ganar. La gente puede pensar que era pretencioso, pero hemos vencido a Brasil y ahora somos el número tres del mundo”.
Pero la historia y los resultados le han empezado a dar la razón a este técnico nacido el 19 de mayo de 1952, en la ciudad holandesa de Deventer y cuyos antecedentes como director técnico no son de brillantes pergaminos.
Primero, Marwijk sorteó con éxito un problema suscitado tras sacar en el minuto 80 a la estrella de la selección Robin Van Persie, en el partido de octavos de final frente a Eslovaquia. Persie se acercó al entrenador y visiblemente contrariado le reclamó en el sentido de que otro de sus compañeros debió salir del campo de juego.
Bert van Marwijk fue muy claro al respecto: “Cada uno tiene el derecho a dar su opinión, pero no quiero problemas de egos en mi equipo”.
Subsanado el inconveniente interno, el estratega holandés, un viejo conocido de la Bundesliga por su paso por el Borussia Dortmund, conservó de su experiencia alemana el sentido del rigor que inculca a su equipo.
Desde el inicio del Mundial Holanda se destaca más por la disciplina táctica que por su espectáculo. ‘Al diablo con el show, lo que importa es el resultado’ parecería ser lo que se piensa en el vestuario de la ‘Oranje’.
En tal sentido, “mis jugadores deben comprender que lo más importante es la victoria”, aseguró Marwijk la víspera del choque de cuartos de final.
“Hay momentos de desconcentración en los partidos cuando sacamos ventaja. Hablé claramente con los jugadores. Les dije que a partir de octavos de final no nos podemos permitir eso”, había insistido el técnico.
Mañana el estratega Marwijk se las verá con Uruguay. Sin importar el resultado, ya nadie se reirá de él.