Su rutina de ejercicios es tan importante para su carrera como la medicación que debe tomar una vez al día, por el resto de su vida. Juan Marcelo Ojeda, conocido como ‘Chelo’ entre sus amigos, es el actual arquero del ‘Expreso Austral’.
En junio del 2008, en Argentina le diagnosticaron leucemia meloide crónica, pero nunca se sintió derrotado. Cada día entrena como si fuera su última jornada deportiva y eso se refleja en su rendimiento, dice Juan Carlos Benítez, preparador de arqueros del Deportivo Cuenca.
Según Benítez, su enfermedad no es una limitante para su preparación física. “Esperamos que esta temporada sea positiva”.
El oncólogo de Solca Cuenca, Humberto Vinicio Quito, señala que cuando esta condición se descubre a tiempo, no presenta complicaciones. Puede tratarse con quimioterapia vía oral o intravenosa y el paciente lleva una vida tranquila. Eso le ocurrió a Ojeda.
Cuando habla de ese momento, él se frota las manos y se pone ansioso. Le detectaron leucemia cuando se realizó unos exámenes de rutina, previos a su traspaso al Atlas de México. El resultado indicó una anomalía en su sangre. Su contratación no se concretó.
Este arquero, con cabello hasta sus hombros, confiesa que ese momento fue duro. Sobre todo porque le molestó escuchar la palabra cáncer que le daba la impresión que su vida terminó.
Consultó a varios médicos en Buenos Aires. Había criterios divididos sobre su recuperación. Al mes escuchó otra mala noticia. Le dijeron que no jugaría más al fútbol. Estuvo por seis meses sin tapar porque debía realizarse exámenes y visitar a sus médicos una vez cada 15 días.
Cada especialista decía una cosa diferente. ‘Chelo’ se informó sobre su enfermedad y aprendió que la leucemia meloide crónica tiene tratamiento y su investigación está avanzada.
Esta aseveración la confirma el médico deportólogo del Deportivo Cuenca, Vicente Brito. Según él, Ojeda no tiene un trato especial, con respecto al resto del equipo. De hecho, antes de su contratación le realizaron los exámenes con criterios de idoneidad médico deportiva y sus resultados fueron óptimos.
Incluso, “no le ha afectado la altura, que era un factor que podía incidir en su rendimiento”.
Normalidad es la palabra con la que Ojeda describe a su vida. De lunes a viernes se levanta a las 06:30 y realiza ejercicios en la concentración del ‘Expreso Austral’. Desayuna a las 09:00 y se toma una pastilla de color marrón del tamaño de una aspirina. Descansa una hora, entrena nuevamente y almuerza. A las 16:00 repite su rutina de entrenamiento.
Nunca pensó en ser ingeniero, abogado o médico como sus amigos de su natal Arroyo Seco, una ciudad de 25 000 habitantes a 193 km al sur de Buenos Aires. Desde los cinco años descubrió su afinidad por el fútbol y desde esa época no se despega de él.
En su niñez y adolescencia jugó como delantero, pero a los 17 años se cansó de estar corriendo y se ubicó en el arco. Allí, supo que le gustaba “botarse”, dice con el tradicional acento argentino.
En el 2004, inició su carrera profesional en el Club Atlético Rosario Central. Tres años más tarde aceptó la oferta del River Plate. Cuando habla de ese equipo se le iluminan los ojos y sonríe.
Ojeda, de 1,79 de estatura, es hermético, de pocas palabras, pero su rostro lo delata cuando está feliz. Eso le ocurre cuando habla de Florencia, su novia, con quien lleva una relación desde el 2001. No tiene fecha para la boda, pero bromea que debe ser pronto porque “mucha vida no me queda”.
Ella llegará el 28 de este mes y “allí me organizaré”. Ahora vive en el complejo del ‘Expreso Austral’. Además de Florencia su padre Juan y sus hermanos mayores Sebastián y Matías fueron el apoyo para enfrentar su enfermedad.
El año pasado jugó en el Deportivo Anzoátegui de Venezuela. No fue una buena experiencia porque solo jugó dos partidos en la temporada. La prensa y seguidores creían que se debió al estado de salud, pero dice que fue por las disposiciones del equipo.
Está complacido con su traspaso al Deportivo Cuenca. Llegó el 3 de este mes y le gusta la ciudad y desayunar huevos revueltos. En Argentina solo tomaba ‘mate’ en la mañana.
Mientras entrena se recoge su largo cabello al estilo samurái. También deja ver los tres tatuajes ‘Tribal’ que tiene en ambos brazos y su pierna derecha. Se los hizo en el 2009, en Buenos Aires. “Me gustó la imagen…”.
Pasa sus ratos libres escuchando rock, viendo películas… Le gusta comer sano, tocar guitarra o pasar con su novia. La medicación no es lo que más disfruta, pero ya es parte de su vida. “Este 2012 será mi año”, dice convencido.
Su trayectoria
‘Chelo’ nació el 10 de enero de 1982, en Arroyo Seco (Argentina). En el 2004 debutó en el Club Atlético Rosario Central.
Su música preferida es el rock en inglés y en español. Sus grupos favoritos son Redonditos de Ricota, los Callejeros, Rollin Stones…
En diciembre, el Deportivo Cuenca consideró traer a Ojeda para que integre la nómina deportiva. El 3 de enero arribó a la urbe.
Para no perder la forma, durante la recuperación de su enfermedad entrenó en el Arroyo Seco Athletic Club (Arroyo Seco).
Otros equipos como Alianza Lima (Perú) querían a este argentino en su nómina. Sin embargo, la negociación se dio con el Deportivo Cuenca.
En el 2007 visitó Quito, porque jugó un partido con el River Plate. Ahora está listo para conocer todas las regiones de Ecuador.