La afición, en líneas generales, se ha sentido satisfecha con la igualdad sin goles de la Tricolor ante una semi-experimental Argentina, que no pudo brillar debido a que el rival no se lo permitió.
¿Qué conclusiones podemos sacar de este cotejo, una vez que ha pasado el hervor y es hora de tener cabeza fría? Rescato cinco ideas.
1. Hay libreto. A diferencia de lo visto en un gran tramo de las eliminatorias, el DT Reinaldo Rueda ha encontrado los elementos para definir un libreto. Quedó en evidencia con los cambios a 20 minutos del final, cuando salieron Jefferson Montero y Felipe Caicedo para dar paso a Fidel Martínez y Jaime Ayoví: la figura en la cancha no se desarmó. Otra cosa es que Martínez no tenga el endiablado desborde de ‘Turbina’ (sus talentos son otros) y que Ayoví esté en mala racha, pero la idea general ya está asimilada. Ecuador es desborde por las bandas (aquí es clave ganar en el uno a uno, como sí pasó ante Argentina, al contrario de lo que ha ocurrido ante Chile o Bolivia, por ejemplo), atacar en bloque tres, potencia y velocidad en el contragolpe. Antes que toque fino, el sello de Ecuador es la verticalidad y el compromiso expresado en la entrega.
2. Hay jugadores para sostener el libreto. Juan Carlos Paredes, Jefferson Montero, Christian Noboa, Segundo Castillo y Antonio Valencia son los pilares de este guión que ya está establecido. Otros tienen altibajos pero, de todos modos, lo importante es que ya están engranados a un esquema prístino, al que casi todos se acomodan. Casi, porque los recién llegados como Martínez no están afinados. Eso será cuestión del tiempo.
3. Hay actitud. Rueda, en su mayor éxito extra-cancha, ha logrado que los jugadores transmitan al público una fortísima sensación de unidad familiar. Ahora sí puede decirse que los tricolores giran en torno a una meta común. Cuando esto ocurre, es más fácil entrenarse y es más fácil llenarse de ilusión. Es más fácil, en definitiva, salir a ganar.
4. Falta gol. Claro, la alegría no es perfecta si no se anota. Casi ganar no es ganar. Ecuador exhibe alarmantes niveles de ineficacia de cara al gol y esto es recurrente desde el retiro del ‘Tin’. De qué sirve driblar al rival, dejarlo humillado como les pasó a los pobres Facundo Roncaglia y Lucas Orban ante Ecuador, si se falla en la definición. Con Felipe Caicedo hundiéndose en Rusia y con Jaime Ayoví atorado en la mediocridad de la Liga más desabrida de los últimos 13 años, es poco probable marcar dos goles por cotejo. Ecuador no anota dos veces desde el 29 de mayo del 2013, ante Alemania, en un compromiso en que de todos modos se lo perdió y luciendo mal.
5. Errores en la retención del balón. Con Argentina ha sido notable otra falla recurrente: la protección de la pelota. Los albicelestes tuvieron sus mejores opciones ofensivas cuando robaron el esférico. Ahí hay una arista en la que se debe trabajar con más ahínco.