[[OBJECT]]Júnior Sornoza camina por el complejo de Independiente con esa falta de garbo característica de los futbolistas, casi arrastrando los pies, como si estos pesaran mucho.
Sornoza, buzo, jeans raídos, y una gorra de rapero, lleva sus pupos Nike en las manos e ingresa a la sala de Gerencia, un espacio de paredes blancas y amplias entradas del sol. En aquella oficina, Independiente guarda con celo, los recuerdos de sus tres años en el fútbol profesional: 11 trofeos de campeón de torneos nacionales. “Yo gané dos, uno de Sub 16 y otro de Sub 18”, cuenta el futbolista formado en dicha casa y que ahora es pretendido por equipos del torneo ecuatoriano y del exterior.
El recinto deportivo es su lugar en el mundo, el espacio al que acude a diario desde hace siete años, cuando salió de su natal Portoviejo para cumplir su sueño de ser futbolista. Al lugar también entran sus compañeros Luis Ayala y Fernando León, también formados deportivamente en esa casa y que ahora, pese a no superar los 21 años ya son vistos como expertos mariscales de muchas batallas.
El cuadro del Valle es el equipo de moda en el fútbol ecuatoriano. En un año de crisis, donde la plata escaseó en todos los clubes, los futbolistas del equipo ‘rayado’ pueden jactarse de tener buenas ‘navidades’: siempre estuvieron al día en sus pagos y el equipo termina con cero déficit, algo que solo ellos y Emelec pudieron lograr.
Este año fue subcampeón en el torneo de Primera categoría y desde hoy empieza a disputar la final del torneo de Reserva enfrentándose con Liga de Quito con un ingrediente adicional: el cuadro de Sangolquí es el campeón defensor. El partido se juega a las 11:00 en el complejo de Pomasqui. El juego de vuelta se realizará el miércoles en Sangolquí.
‘Más que los títulos nos interesan los procesos’
Hace tres años, Álvaro Carcelén estuvo a punto de fallecer en una cancha de fútbol. Ocurrió durante un Liga vs. Independiente. De pronto, él se desplomó en el césped por una insuficiencia cardíaca. Tras salvar su vida, el cuadro de Sangolquí le ofreció una oportunidad para que trabajase como asistente de los técnicos Guillermo Duró y Julio Asad y desde hace dos años está a cargo del equipo de Reserva que juega hoy la final.
Carcelén mantiene la figura esbelta de sus años de futbolista. Los jugadores, utileros y asistentes lo llaman ‘Carce’. El pasado jueves, además de dirigir el entrenamiento de la Reserva, condujo una práctica entre los jugadores de la Sub 18 y un puñado de futbolistas jóvenes que buscaba una oportunidad para quedarse en el equipo.
“Ahora todos quieren venir a Independiente porque es el club más organizado”, dice desde el borde de la cancha, Orfilio Mercado, ex-Olmedo y Barcelona, quien llegó ese día con un sobrino para que Carcelén lo observara.
Independiente se clasificó a la final luego de ganar la primera etapa del torneo. Su base son jugadores que no superan los 18 años y en este año, varios talentos como Abel Araujo dejaron el equipo para formar parte del plantel de Primera.
Ahora, los principales baluartes del equipo son el choteño Carlos Méndez, el guayaquileño David Mina, a quien no le gustan mucho los micrófonos y las entrevistas y el portovejense Carlos Macías.
Si bien es un torneo competitivo, el técnico Carcelén dice: “Más que los títulos nos interesan los procesos de trabajo. Aquí, además de formarlos futbolísticamente, los jugadores reciben educación formal. Si no llegan a jugar a Primera, al menos ya tienen herramientas para defenderse en la vida”.
A los jugadores les cuesta estudiar. Su sueño central es patear el balón, pero en Independiente las reglas son claras: “Tenemos que estudiar como norma para continuar aquí”, sostiene el jugador de Reserva, Carlos Macías.
Mantener la base del equipo y apuntalar el proceso
Independiente tuvo este año un presupuesto de USD 5 millones. El 30% de este monto se destina a las divisiones formativas. En el complejo viven 150 niños que además de recibir educación y comida tienen una ayuda económica. La mayoría, que llega al recinto desde provincias futboleras como Esmeraldas y El Chota, envía parte de su dinero a sus familias.
Ahora, la gran meta del equipo es lograr en el 2014 la copa que le falta: el título de Primera.