Los hinchas ecuatorianos fueron desde muy temprano a los alrededores del estadio Arena da Baixada, en Curitiba. Foto: Alex Puruncajas/ EL COMERCIO
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Curitiba, la ciudad más poblada del sur de Brasil (1,8 millones de habitantes), amaneció fría y con miles de ecuatorianos.
Los hinchas de la Tricolor coparon las calles que rodean el estadio Arena da Baixada para ver en acción a la Selección en su partido mundialista ante Honduras.
Desde las 08:00 (10:00 de Ecuador) se vio a compatriotas y hondureños en los alrededores del escenario mundialista. Algunos llegaron a esa hora para conocer el lugar del cotejo, otros para encontrarse con amigos y otros para obtener entradas.
“Siempre como ecuatorianos: consiguiendo boletos al último”, dijo Miguel Solís, quien llegó sin el tique del partido y con la intención de observar un juego de un Mundial por primera vez.
El aficionado arribó al lugar con otros nueve ecuatorianos, que trajeron banderas, gorras, camisetas y hasta cornetas para alentar a la Selección nacional.
Las calles que rodean al estadio –con capacidad para 39 631 personas- se cerraron desde las 07:00. Oficiales de la Policía brasileña bloquearon las vías Parca Alfonso Bothelho,
Engenheiros Reboucas y Buenos Aires con la intención de evitar aglomeraciones durante la llegada de los hinchas. El sitio también sirvió de encuentro para compatriotas que emigraron al exterior y no veían amigos desde hace muchos años.
También para que los migrantes observaran luego de mucho tiempo a miles de sus coterráneos en un espectáculo masivo.
Ese fue el caso de Sorayda Ribadeneira, ecuatoriana de 49 años que nació en Napo y ahora reside en Queens. Ella trabaja en una de las oficinas de correos de Estados Unidos y cuando la Tri se clasificó no dudo en viajar a Brasil.
Así, armó su viaje junto a su esposo –también ecuatoriano- Bolívar Corella y a su hija Natahaly Corella, de 13 años.
Los tres, junto a otros siete tricolores, arribaron a Sao Paulo el 14 de junio.
Al día siguiente, acudieron al encuentro entre Ecuador y Suiza, en Brasilia. Ayer, en cambio, esperaban una victoria de la Tri en Curitiba.
Los 10 ecuatorianos ‘metían bulla’ en la calle Engenheiros, al mediodía, junto a otras decenas de ecuatorianos que empezaban a llegar al sector.
“Ver a mi Ecuador en un Mundial es algo indescriptible”, dijo sonriente Sorayda, quien también lució unas gafas de plástico amarillas y un gorro con los colores de la bandera nacional.
Gonzalo Zurita y su esposa Elena llegaron desde Estados Unidos. El hincha pagó USD 175 por una entrada en la página en Internet de la FIFA. Esto, pese a que había boletos más baratos (a USD 90).
Glenda Cercado y Camilo Cercado también estaban emocionados en el lugar, al mediodía. Mostraron su alegría al observar a sus compatriotas y presentadores de televisión de canales ecuatorianos que realizaban las ‘previas’ del encuentro.
Los tricolores se encontraron con hondureños, que se hacían sentir con sus gritos. “El que no salta es ‘catracho’… No hay pueblo más macho”, cantaron los aficionados.