En el Atahualpa todos los ecuatorianos crerían en Independiente. Foto: EL COMERCIO
Los graderíos del estadio Olímpico Atahualpa llenos, camisetas de varios clubes del Ecuador, el recuerdo de los afectados por el terremoto del 16 de abril que azotó la Costa, la alegría de tener a un equipo nacional en la final de Copa Libertadores, pero sobre todo una frase que define a un país, “Sí se puede”… Eso se vivió en el partido entre Independiente del Valle y Atlético Nacional, el 20 de abril.
El día del encuentro las calles aledañas al Atahualpa fueron una celebración. Al caminar por la avenida República del Salvador, en el norte de Quito, había un grupo que llamaba la atención de los transeúntes. Apoyaban a Independiente. Con bandas en la cabeza y marcando el ritmo con unos tambores relataron un gol del equipo del Valle.
Más adelante, en la intersección con la avenida Naciones Unidas, se podían ver hinchas de los equipos finalistas conversando, riendo y tomándose fotos. Aunque estaban emocionados por el encuentro, también querían destacar la solidaridad de los ‘rayados’ y dar un mensaje de apoyo a los damnificados del terremoto. “Estamos con los hermanos del terremoto”, que “tengan fuerza”, dijeron unos aficionados del Atlético.
Al llegar afuera del estadio se vivía una fiesta. Había caras pintadas, música, venta de camisetas, se escuchaban barras. En medio de toda la algarabía destacaba la seguridad. La Policía Nacional resguardaba el sector. También, se encontró Paquito, vocero de la institución animando a quienes se encontraban alrededor del Atahualpa a festejar en paz.
Una vez dentro del Atahualpa el ambiente fue de ilusión. Todos los ecuatorianos creían en Independiente. Y cómo no hacerlo, sobremanera después que el “Tumbagigantes” derrotó a River Plate, en octavos de final, a Pumas de la UNAM, en cuartos y Boca Juniors en semifinal. Independiente demostró que Goliat es nada cuando se es un David del fútbol.
Durante el partido, en dos ocasiones demostraron que el Ecuador es solo uno gracias a Independiente. El primero al minuto 36, cuando Atlético Nacional anotó un gol. La afición ecuatoriana inmediatamente se puso de pie y comenzó a gritar “Independiente, Independiente”, “Sí se puede, sí se puede”. La esperanza seguía latente y los jugadores del club de Sangolquí no defraudaron. Al segundo tiempo apareció la anotación de Arturo Mina e hizo que todos los ecuatorianos se unan en un solo grito de gol y se fundan en un abrazo.
Aunque el partido acabó en empate (1-1) y el encuentro en Medellín definirá quién se lleva la copa, para la afición ecuatoriana los ‘rayados’ ya son campeones debido a su esfuerzo y solidaridad.
El Independiente ha donado al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), USD 341 535, dinero recaudado de las taquillas de los encuentros de octavos y cuartos de final de la Copa Libertadores. Adicional a eso también se entregará la recaudación del partido de semifinal y final. El aporte apoyará a la recuperación económica de las zonas urbanas y rurales de Manta, Portoviejo y Esmeraldas.