La llegada de autos grandes y lujosos alertó a los habitantes del barrio Vista al Mar. Las camionetas híbridas comenzaron a estacionarse en horas de la tarde del sábado pasado, al pie de una casa color crema.
Maykel Cheme estaba pendiente de los movimientos. Sabía que era la antesala de un partido consagrado. “Es Benítez que viene a jugar aquí, en nuestra cancha, con sus amigos. Trae a varios jugadores de la Selección”.
La noticia encendió como pólvora los ánimos de los vecinos y amigos, que vieron crecer en los primeros años al ‘Chucho’.
Cheme, de 15 años, estaba ansioso. Se paseaba cerca de la casa de Bolivia Betancourt, tía del hasta ahora jugador del América mexicano. Ese debía ser el punto de encuentro. Desde las 10:30 la gente se aglomeró. A las 15:30 ya había más de 100 personas esperando a los tricolores. La mayoría eran niños y niñas, que con papel y lapicero en mano, hacían guardia para obtener un autógrafo.
Entonces llegaron el defensa del Barcelona S.C., Frickson Erazo; el volante del Monterrey y capitán de la Selección del Ecuador, Walter Ayoví; Segundo Castillo, del Puebla; y el anfitrión, el delantero Christian Benítez, campeón con el América. Estos tres últimos militan en clubes del fútbol mexicano.
Se dividieron en dos equipos: los amigos de Benítez por un lado y los amigos de Ayoví por el otro. Incansables, los seleccionados jugaron seis partidos consecutivos. Cada equipo ganó tres juegos.
Casi medio equipo titular de la Tri jugó en la cancha de índor del barrio Vista al Mar, en Esmeraldas. Mientras saludaban a la gente, los jugadores de la Selección atendían los pedidos de autógrafos y posaban para las fotos. Luego, pidieron los uniformes para alistarse y hacer lo que mejor saben: divertirse con el balón en una cancha.
Dejaron de lado su calzado de marca para ponerse los clásicos zapatos de lona blancos. “Vamos a recordar viejos tiempos”, dijo entre risas ‘Panterita’ Benítez.
“Esta es la primera vez que vienen otros jugadores de la Selección. ‘Chucho’ siempre viene y juega aquí con la gente del barrio. Pero ahora trajo a sus amigos”, dijo entusiasmado Cheme.
El cotejo empezó a las 17:00 sin pitazo inicial. No había árbitro que pare las jugadas o dejen de pitar un penal. Tampoco jueces de línea ni mallas que separen a los aficionados. Todos estaban ahí, al pie de la cancha, tratando de captar con sus celulares, tabletas y cámaras, una imagen de las estrellas del fútbol ecuatoriano en acción.
Antonio Valencia llegó tarde, pero fue ovacionado Luego de 15 minutos de iniciado el partido arribó el último refuerzo para el equipo Amigos del ‘Chucho’.
Los gritos de mujeres emocionadas avisaron de la llegada del jugador del Manchester United, Antonio Valencia. Sin duda, fue el más aclamado por los fanáticos. A cada paso que daba, firmaba un autógrafo y sonreía muy atento para las fotos. El ‘Toño’ ingresó al cambio y no tardó en anotar un gol.
Los poderosos remates del ‘Mortero’ Castillo, Antonio Valencia y Walter Ayoví se estrellaron no solo en las mallas de metal de los arcos, sino también en las paredes de las casas. Nadie se movía de sus puestos. Se instalaron dos reflectores para que la fiesta deportiva no se detenga. Al final, hubo bachata, salsa y comida.