La derrota de Alemania frente a la selección de España, ayer en las semifinales del Mundial de Sudáfrica 2010 (1-0), fue recibida con desconsuelo, decepción y hasta enfado por parte de los aficionados, amontonados frente a pantallas gigantes en Berlín.
Los 350 000 aficionados reunidos cerca de la Puerta de Brandeburgo siguieron el partido en un silencio que traducía la tensión en el ambiente. El gol español dejó mucho más triste el ánimo general y la gente comenzó a abandonar el lugar, sin esperar al pitido final, cabizbajos y hasta llorando.
“La derrota no la merecíamos, deberíamos haber ido a la prolongación”, estimó tras el partido Yuri Metitsin, vendedor de material de oficina, de 24 años. “Durante todo el Mundial jugaron muy bien, pero hoy (ayer) había demasiado miedo, demasiado respeto, sin duda porque España les ganó en (la Eurocopa de) 2008”, agregó.
Con más vehemencia, Steven Borchardt, un joven empresario de 22 años, calificó de “ verguenza” el rendimiento de la ‘Mannschaft’, que estuvo muy por debajo de lo que tenía acostumbrados a sus compatriotas. “Hoy no merecíamos ganar. No hay gran cosa que decir”, expuso.
Grit Hubener, 36 años, escritora, reconocía que no podía creer en la eliminación alemana. “Estoy muy decepcionada, tengo muchas ganas de llorar. Hace cuatro años (en la derrota frente a Italia en las semifinales del Mundial 2006) estaba allí (en el estadio de Berlín), pero la derrota nos parecía un éxito porque no nos esperábamos llegar tan lejos”, aseveró.
Un buen grupo de hinchas insultaban a Paúl, el pulpo ‘adivino’ del acuario de Oberhausen, que predijo la debacle de la Selección de los pupilos de Joachim Löw.
La vida del pulpo corre peligro desde que pronosticó la victoria de España contra Alemania en semifinales del Mundial sudafricano. En los foros de discusión en Internet, los alemanes multiplican las ideas para vengarse del pulpo. Estas van desde preparar una “ensalada de pulpo” o asarlo a la brasa, pasando por incorporarlo a una paella, según una recopilación hecha por el diario alemán Der Westen.
Los sucesivos aciertos de Paúl han hecho que lo que comenzó como una broma haya adquirido un gran eco mediático, ya que el pulpo había adivinando todas las victorias de Alemania y su única derrota, hasta ayer, ante Serbia en la fase de grupos.
En todo caso, en Berlín, las avenidas reservadas a pantallas gigantes pudieran estar menos abarrotadas el sábado, cuando se jugará el partido por la tercera posición, frente a Uruguay. “Yo lo seguiré desde casa y con mis amigos. Y en la final, apoyaré a Holanda”, concluyó Lothar Huberner, un aficionado que tenía los ojos llorosos.