Luis Cangá (izq.) y John Narváez (segundo desde la izq.) se entrenan en Pomasqui. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Lo que más lamentan en Liga es que han pasado nueve meses de Campeonato sin que ninguno de los tres entrenadores (Claudio Borghi, Álvaro Gutiérrez y ahora Álex Aguinaga) que han pasado por el club han logrado encontrar el equipo ideal, fuerte y protagonista.
Luego de empatar con Barcelona en casa, el cuadro azucena se alista para medirse con el Delfín. El juego se realizará el domingo en el estadio Jocay. Los universitarios tienen previsto viajar mañana al puerto manabita.
En este partido, Aguinaga no podrá contar con Ramón ‘Cachila’ Arias, expulsado ante los toreros. Ante eso hay dos opciones: incorporar a John Narváez como tercer defensa central y mantener el esquema 3-5-2 que ha usado Aguinaga o emplear un sistema con cuatro zagueros con Luis Romero y Luis Cangá como centrales.
Ayer, los jugadores que fueron titulares en el partido ante Barcelona realizaron un trabajo ligero: relajación de los músculos en la zona húmeda en el interior del complejo de Pomasqui y después un puñado de minutos de trote por la cancha principal. José Francisco Cevallos Jr. lideraba el pelotón de los futbolistas, vestidos con camisetas color verde.
Uno de los más buscados fue el volante Anderson Julio, choteño de 20 años, que anotó el tanto de los azucenas en el juego ante el líder del certamen. “La verdad no sabía ni cómo celebrarlo. Habíamos pensado con mi hermano (Johao) en hacer un festejo, pero él ya estaba en la banca. Fue una emoción muy grande”.
En los azucenas persiste el malestar porque consideran que pudieron haber ganado ante los canarios. Aguinaga reprochó a sus jugadores por haberse puesto a especular y tocar el balón en vez de buscar el segundo tanto.
Sin embargo, el objetivo según el dirigente Esteban Paz es alcanzar al menos el tercer cupo para la Libertadores del próximo año. El jugar el torneo balancearía en algo la economía de los albos. Este año, el déficit de los universitarios alcanza los USD 1,5 millones. La situación preocupa en el equipo que ha tenido una media de asistentes de 7 000 por partido cuando esperaban al menos 14 000.