La única vía que encontraron los futbolistas y entrenadores para reclamar sus salarios atrasados ha sido la Agremiación de Futbolistas del Ecuador (AFE) y la FIFA. No tienen otra opción porque la vetusta estructura del fútbol ecuatoriano así lo determina.
Es usual que todos los martes se escuchen reclamos de parte del gremio que representa a los deportistas en el Comité Ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Su líder es Jorge Guzmán -exgerente de Emelec-, quien es mal visto por los directivos por exigir los derechos de los deportistas. Esas interacciones desgastantes han producido que los futbolistas sufran las consecuencias y sean mal vistos por los entrenadores y directivos. Un ejemplo es lo que pasó a Michel Castro, la última semana. Él demandó al Deportivo Quito porque le adeuda USD 60 000 por salarios atrasados. Y a cambio fue excluido –no estuvo en la banca- en el partido que jugó ayer su club ante Barcelona, casos que también son frecuentes en otros equipos. Este es un caso evidente de la forma como algunos directivos de clubes administran el fútbol del país.
Los futbolistas lo que han hecho es recurrir a sus derechos laborales, agobiados por que los clubes les adeudan meses. Otros en cambio desistieron de cobrar con tal de permanecer laborando. Esto es solo una muestra de centenas de casos que existen en las Series A, B y la Segunda Categoría.