El astro Lionel Messi del Barcelona corre con la peltoa ante la marca de jugadores del RC Celta de Vigo en el estadio Camp Nou de Barcelona el 2 de diciembre. Foto: Pau Barrena/ AFP
El Celta de Vigo animó un poco más la Liga española de fútbol al arrancar un valioso empate 2-2 de la cancha del Barcelona en un vibrante y disputadísimo partido, el sábado 2 de diciembre del 2017.
En la decimocuarta fecha y por segunda jornada consecutiva, el líder del campeonato español cedió dos puntos y, aunque mantuvo el invicto, dio opción a que sus perseguidores recorten distancias.
A los goles del argentino Lionel Messi, en el minuto 22 de juego, y del uruguayo Luis Suárez, en el 62′, replicó el Celta con el del gallego Iago Aspas, en el 20′, y el del también uruguayo Maxi Gómez, en el 70′, y los azulgrana fueron incapaces de desequilibrar de nuevo el choque, pese a las múltiples ocasiones con las que contaron. Así, los dirigidos por Ernesto Valverde se mantuvieron en la cima de la Liga con 36 puntos, cinco más de los que cuenta el Valencia, que mañana podría recortar distancias si supera al Getafe, y nueve más de los que cuentan Atlético de Madrid y Real Madrid, que más tarde se miden a Real Sociedad y Athletic de Bilbao, respectivamente.
Los dos equipos madrileños podrán reducir diferencias con el Barcelona y ajustar un poco más la Liga si se imponen en sus complicados duelos. No era lo que querían los azulgrana que, en el choque que abría el sábado, buscaron con insistencia una nueva victoria ante el Celta con la que premiar a su hinchada y mantener su claro dominio en el campeonato.
Catalanes y gallegos ofrecieron una primera parte brillante, disputada de poder a poder, con dominio inicial de un Celta que perdió a las primeras de cambio a Sergi Gómez por una luxación en el hombro y superioridad de los azulgranas a partir del gol de Messi. Éste llegó apenas dos minutos después de que el Celta viera premiada su buena compostura sobre la cancha con un hermoso tanto producto de una gran jugada. El contraataque lanzado por Aspas fue fulgurante.
El disparo de Maxi Gómez preciso. La primera atajada de Marc André Ter Stegen espectacular. El remate de Aspas, que había seguido la jugada y atrapado el rechace del arquero azulgrana, definitivo. La alegría gallega, sin embargo, duró poco. Messi, que comandaba las operaciones del Barcelona con brillantez, la neutralizó al culminar con un disparo raso una jugada entre Paulinho y Luis Suárez que acabó en sus pies. Las tablas volvían al marcador. Y estuvieron a punto de durar instantes.
El colegiado lo evitó al anular por fuera de juego -inexistente- una jugada entre el uruguayo y el astro argentino que acabó en gol. Lo tuvo en su cabeza, minutos más tarde, Paulinho, pero remató demasiado flojo y centrado. Y también el danés Daniel Wass, al borde de la pausa. Su disparo salió alto. Fue casi la única ocasión en la que los de Unzué amanazaron el entonces claro dominio del Barcelona. Al descanso le siguió un partido más pausado, que Paulinho pudo desequilibrar de entrada en una jugada individual en la que falló lo aparentemente más fácil: el remate. Hubo que esperar a la hora de partido para que, reconciliándose con el gol, Luis Suárez culminara una jugada tirada con máxima precisión por Messi y Jordi Alba.
La hinchada azulgrana festejó el sexto gol del delantero uruguayo en la Liga. Y enmudeció al rato cuando, en una acción que dejó lesionado al francés Samuel Umtiti, Maxi Gómez igualó de nuevo el choque. El uruguayo remató a placer el balón de oro que le dejó Aspas, tras una escapada por la banda que clavó a Umtiti y también a Alba, con una bicicleta. A partir de entonces, el Barcelona buscó con insistencia los tres puntos. Y gozó de varias ocasiones para conseguirlos. La última, un tiro libre ejecutado por Messi, que se fue por poco. El astro y sus compañeros tuvieron que conformarse con un empate que sabrá a muy poco si sus perseguidores ganan y consiguen recortar.