Elvis Vele, jugador de Morascalle, ante la marca de Juan Tenemea, de Chilca Chapar. Foto: Manurl Quizhpe/ EL COMERCIO.
El frío, la lluvia o el sol no frenan el entusiasmo de quienes son parte de la sexta edición del Intercomunitario de Fútbol. De lunes a viernes, unos estudian y otros trabajan; mientras el sábado y domingo exhiben sus destrezas en el campo de juego.
Son jugadores de 26 comunidades de la parroquia Tarqui del cantón Cuenca que participan en el torneo, cuyo objetivo es promover la unidad entre los habitantes. En cada jornada, los integrantes de los equipos reciben el apoyo de familiares y amigos.
La presencia de las mujeres campesinas en los graderíos pone la nota de color en el certamen. Con su vestimenta tradicional: pollera, blusa, chalina y sombrero, hacen barra por sus esposos, hijos o nietos. Ellas reclaman al árbitro o a sus parientes cuando el
desempeño en la cancha no es el adecuado.
Doña Carmen, quien evitó dar su apellido, contó que se dedica a las labores del hogar, a los sembríos y a la crianza de aves. El sábado pasado se dio un tiempo para respaldar a los futbolistas de la selección de Chilca Chapar. Ella llegó al escenario con otros familiares.
En las gradas se escuchaban gritos: “Oye, despacio, vas a romper la canilla”, “patea duro la pelota, ¿qué no almorzaste?”, “oye busca la bola”. A algunas personas les causaba hilaridad, pero ellas lo decían de manera firme y con seriedad.
Según Lauro Zhagui, presidente del Comité de Deporte de la Parroquia Tarqui, el torneo Intercomunitario está destinado para jóvenes y adultos de las comunidades. Ellos deben cumplir requisitos, como participar en mingas y otras actividades.
La Asamblea general de cada comunidad habilita a los jugadores, con base en su comportamiento, responsabilidad y habilidades como deportista. Si alguna persona llega de otra parroquia o comunidad, debe cumplir dos años de residencia y tener participación en las labores de su comuna.
El certamen de balompié sirve para conocerse mejor entre los comuneros y compartir momentos de integración. Los habitantes de Tutupali Grande, que están a 45 minutos en vehículo del estadio de Tarqui, llegan a los partidos en bus. Las señoras, durante el partido, reparten café para el frío a los presentes.
Zhagui recordó que, en las primeras ediciones, hubo favoritos para el título como Tutupali Grande, Zhucay, Las Américas y Centro Parroquial. Con el paso de los años, las comunidades preparan mejor a sus conjuntos y ahora el nivel técnico es parejo. “Ya no hay goleadas, los resultados son ajustados en damas y varones”.
Emanuel Gallego, técnico de la selección de Chilca Chapar, contó que para armar equipos competitivos se renovaron los planteles. Entre sus dirigidos, el único experimentado es Luis Maita, de 32 años, quien ha jugado todas las ediciones. “Los jóvenes se están conociendo, pero están dando dura lucha a sus rivales”.
Patricio Panza, dirigente de la comunidad de Morascalle, calificó al campeonato como “un pequeño mundialito para los tarqueños”. Los protagonistas son estudiantes colegiales y universitarios, así como albañiles, choferes, mecánicos automotrices e industriales.
El directivo insistió que es uno de los mejores torneos comunitarios del Azuay, en donde cada equipo trata de dejar su máximo esfuerzo en la cancha. “Los jugadores deben ser miembros activos de la comunidad, no es suficiente ser buen futbolista”.
El torneo se inició en agosto pasado y concluirá el próximo mes. Las finales serán trasmitidas por una radio cuencana.