El defensa Pablo Alvarado (derecha) intenta pasar el balón ante la marca de Fernando Guerrero. También participa en la jugada Jacob Murillo. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
En la lluviosa noche del 9 de noviembre del 2019 en Asunción, las puertas de la gloria internacional se abrieron para Independiente. Aquella jornada, en la final única de la Copa Sudamericana, el equipo venció con autoridad 3-1 a Colón de Argentina, pero además se sobrepuso a un torrencial aguacero, a la espera de una hora para reiniciar el juego y a la presión que ejercieron unos 40 000 aficionados del ‘Ciclón’.
Una estrella dorada borda el pecho de la camiseta de Independiente desde esta temporada. La figura geométrica evoca el recuerdo más glorioso de la institución que ahora enfrenta nuevos desafíos internacionales: el primero, la Conmebol Recopa, como se denomina ahora al certamen que enfrenta al campeón de la Sudamericana con el monarca de la Libertadores. Además, este año jugará la fase de grupos de esta última competición.
El miércoles 19 de febrero, en el estadio Atahualpa, desde las 20:30, Independiente se enfrentará con el Flamengo, el rey de la Libertadores de la campaña pasada. La serie de dos partidos (la vuelta será el 26 de este mes en Río de Janeiro) dirimirá al mejor equipo de la región de la pasada temporada.
El pasado viernes 14 de febrero, el elenco rayado debutó en el torneo nacional en la misma cancha del estadio Atahualpa, con una victoria por 2-1 ante el Mushuc Runa. El argentino Lorenzo Faravelli, uno de los refuerzos de la temporada y el panameño Gabriel Torres marcaron los goles del equipo.
El técnico Miguel Ramírez confesó que durante la semana fue imposible pensar únicamente en el duelo ante Mushuc Runa. La mente también estuvo en el duelo ante el ‘Fla’.
Para mantener la concentración y el enfoque en los días previos, la influencia del entrenador español y de dos de sus comandantes en cancha -Cristian Pellerano y Efrén Mera- fue fundamental. “Es importante que el equipo entienda la dimensión de lo que hemos logrado. Flamengo será un rival complicado”, dijo Mera.
Él y Pellerano se han encargado de difundir entre la plantilla un mensaje del cuerpo técnico: mantener la esencia de la institución, pese a la gloria de la Sudamericana. “Aparte de que el equipo haya ganado un nombre por el título, sigue siendo Independiente. El proyecto sigue siendo el mismo, dar impulso a los jugadores jóvenes. El haber ganado nos da posibilidades de mayor nivel deportivo”, dijo Ramírez.
Esta es la tercera final internacional del cuadro de Sangolquí, que tiene apenas 10 años en la élite. La primera serie fue la de la final de la Libertadores, en el 2016: el equipo perdió ante Atlético Nacional. “En esa serie fuimos a aprender, era nuestra primera experiencia. La cosa cambió en la segunda, donde ya fuimos a competir y buscar la corona”, rememoró el gerente Santiago Morales al evocar la segunda final: la victoria ante Colón en Asunción.
“Ahora tenemos que enfrentar al Flamengo y esperaremos estar a la altura. Será una exigencia grande”, añadió el técnico español Ramírez.
Flamengo ya consiguió su primer título de la jornada: ayer, 16 de febrero, venció por 3-0 al Atlético Paranaense y conquistó la Supercopa brasileña. Anotaron Bruno Henrique, Gabigol y Giorgian De Arrascaeta.