Los niños de las comunidades rurales de Cuenca concursan en el tradicional baile del trompo. Foto: cortesía de Juventud Rural Activa
Los juegos tradicionales recobran protagonismo en las comunidades rurales de Cuenca. La idea es potenciar la carrera de los coches de madera, el baile del trompo, la rayuela, el caballo de palo, la cuerda, el salto con la soga y la conducción del aro de bicicleta con carrizo.
Hace un año se inició el proyecto promovido por el concejal rural Fabián Carrión Córdova y la agrupación Juventud Rural Activa. A más de recobrar una tradición de los cuencanos, lo que se pretende es fortalecer los juegos populares en la capital azuaya.
La semana pasada, la comunidad de Totoracocha Alta de la parroquia El Valle (al sur de Cuenca) vivió las emociones de la carrera de los coches de madera. Participaron 12 bólidos (seis en la categoría libre y seis en la libre), con su piloto y copiloto (empujador).
El recorrido fue de un kilómetro y medio, desde la entrada del Verde (comunidad perteneciente a Tarqui) hasta el ingreso a El Valle (vía que conecta con la parroquia Turi).
El trayecto de la carretera lastrada contó con una bajada de un kilómetro y una subida de medio kilómetro. Allí tuvo protagonismo el empujador.
Antes de la competencia se dio mantenimiento a la vía por parte del Municipio de Cuenca. Según Carrión, “la idea fue tener una pista en buenas condiciones y así evitar algún accidente”.
La Empresa de Movilidad, Tránsito y Transporte (Emov) apoyó con un patrullero para el cierre de la carretera durante la competición.
Incluso un agente, en moto, abrió la competencia como si se tratara de un rally provincial. Al final, en la categoría niños triunfó Eduardo Pintado, con su copiloto Wilmer Arpi; mientras en la libre ganó Ricardo Chuquira y su acompañante Adrián Barahona.
Los vendedores recibieron medallas, trofeos y premios económicos. Carrión entregó los incentivos para los participantes, puesto que fue nombrado prioste. Esta actividad fue parte de las festividades en honor a la Virgen del Cisne, patrona de la comunidad.
El concejal piensa incorporar más categorías y así contar con un número superior de participantes, puesto que los habitantes de la comunidad de Totoracocha Alta lo nombraron prioste para el 2019. Él se siente halagado de fortalecer las tradiciones culturales.
La parroquia de El Valle no es la única que revive los juegos populares. También se ha visitado las parroquias de Quingeo, Nulti, Pacha, Turi y Baños. En una segunda etapa del proyecto se visitarán otros sectores, dependiendo de las invitaciones que se reciban.
Según Angélica Arpi, integrante de Juventud Rural Activa, la acogida de los habitantes de las comunidades al proyecto es fabulosa. Por ejemplo, los practicantes del baile del trompo son personas adultas. “Ellos se emocionan al recordar cómo jugaban de niños y eso contagia a los pequeños”.
La entusiasta joven cuenta que, en ocasiones, se organizan bingos y rifas para comprar los premios. Ella destaca la participación de los jóvenes, quienes pertenecen a las diferentes comunidades rurales de la capital azuaya.
A través de las redes sociales se interactúa sobre las actividades que se realizan en las comunidades. Hubo buena presencia de público en la carrera de coches de madera, igual sucede cuando se cumplen actividades como la carrera de ensacados, el concurso de caballos de palo, la conducción del aro de bicicleta con carrizo, los ensacados, tres pies…
Carrión y Arpi coinciden que los juegos de los antepasados no se pueden dejar de lado, porque son parte de nuestra cultura y hay que rescatarlo con la debida promoción.
Por ese motivo, en una segunda etapa, se potenciará el proyecto con la idea de rescatar y potenciar las tradiciones de las localidades.