Los jugadores del Independiente del Valle llegan al complejo de Chllo Jijón en sus propios carros. Foto: Cortesía de Independiente del Valle
Movilizar a una delegación de 25 jugadores en época de pandemia se ha transformado en uno de los principales retos para los clubes ecuatorianos. Los protocolos y los estrictos cuidados sanitarios que se manejan han sido meticulosos.
La LigaPro estableció procedimientos para transportar las plantillas de los equipos, desde sus lugares de concentración hasta los estadios.
El uso de dos buses no es obligatorio, pero es un precaución que la mayoría de los planteles han asumido. Además, la utilización de la mascarilla y la desinfección constante de manos se han vuelto un hábito incluso para ingresar a los estadios.
En Liga de Quito, la dirigencia impuso normas para movilizar a sus futbolistas desde sus casas hasta los entrenamientos. Por ahora está prohibido utilizar transporte público y cada futbolista debe llegar en su auto.
“La mayoría de los jugadores de Liga tienen automóviles. Pero en caso de que no tengan cómo movilizarse, les brindamos el servicio puerta a puerta con el bus del club”, dijo Diego Castro, dirigente albo.
En Pomasqui inhabilitaron el gimnasio y sacaron a la cancha las máquinas multifuerzas. Los días de fortalecimiento muscular se trabajaron a la intemperie.
En los traslados internos y a provincias cercanas, utilizan los buses del primer equipo y de Reserva para llevar a los jugadores de la concentración al estadio. Estos vehículos tienen una capacidad para 50 personas, pero solo llevan 25.
Los 25 juveniles que juegan en el torneo de la Segunda Categoría de Cotopaxi y las integrantes de LDU femenino también suelen utilizar el servicio de puerta a puerta que brinda Liga, desde Pomasqui hasta sus casas.
Según Castro, un bus les cuesta hasta USD 260 diarios, para movilizarse por la ciudad y desde USD 600 para viajes interprovinciales.
En Liga ya planifican el próximo viaje a Machala, que será en un vuelo chárter. La delegación se redujo de 40 a 32 personas. “Un vuelo chárter de 35 personas cuesta USD 9 000. El dinero sale de nuestro bolsillo”, agrega el dirigente Castro.
Un procedimiento similar se aplica en Independiente, donde los juveniles que aún no tienen medio de transporte utilizan el ‘Air Force Independiente’, como bautizaron al bus del club.
En Aucas, los cuidados son extremos. El sur de Quito ha sido uno de los puntos más golpeados por la pandemia. Por eso se creó una burbuja en la casa club para albergar a dos juveniles que se entrenan con el primer equipo y con la Tri Sub 20.
“Tenemos a dos juveniles viviendo en la casa club. Los hemos protegido para que ellos sean los únicos que estén ahí y así evitar que se movilicen en transporte público”, asegura Gustavo Soler, secretario técnico de los orientales.
En Católica también han implementado normas. Si los jugadores comparten vehículo, el conductor no puede llevar a nadie a su lado. El acompañante debe estar en el asiento de atrás y de forma diagonal. “Nos organizamos para ayudarnos entre compañeros”, dice el delantero argentino Juan Manuel Tévez.