Lizandro Zhinin, un migrante con éxitos en EE.UU.

Zhinin (izquierda) en su estreno ante un rival cubano, en un casino de Atlantic City. Foto: Archivo personal de Lizandro Zhinin

Zhinin (izquierda) en su estreno ante un rival cubano, en un casino de Atlantic City. Foto: Archivo personal de Lizandro Zhinin

El deportista ecuatoriano luce orgulloso las medallas, los cinturones y la copa. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO

Después de permanecer 20 años en Filadelfia, Estados Unidos, Lizandro Zhinin retornó a su entrañable Cuenca. Lo hizo hace dos semanas y trajo, en una de las maletas, las 18 medallas obtenidas en los certámenes estadounidenses de artes marciales mixtas.

Con 16 años, Zhinin viajó de manera ilegal a los Estados Unidos en busca de mejorar su situación económica. Tuvo suerte en su travesía porque en cuatro días ya estuvo en Nueva York. De allí se trasladó a Filadelfia, en donde lo recibieron sus tres hermanos mayores.

Como otros migrantes, el cuencano de 36 años empezó lavando platos, preparando ensaladas y pizzas. Después encontró trabajo en un restaurante cuyo dueño es un griego y allí permaneció durante 17 años. Le costó renunciar, pero tomó esa decisión para estar cerca de su madre, Laura Naula, quien está delicada de salud.

Volvió para radicarse definitivamente en el barrio San José de la parroquia cuencana de Baños, en donde construyó una vivienda de cuatro plantas. La calle de ingreso es de tierra. Durante sus dos décadas en Estados Unidos no pudo arreglar la documentación para sacar su residencia.

Antes de emigrar, en Cuenca practicaba fútbol y el manejo de los chacos. Tras seis años de permanencia en Filadelfia, Lizandro ingresó a un gimnasio de muay thai kickboxing (conocido como boxeo tailandés). Luego se dedicó al jiu jitsu y a la lucha olímpica. Y más tarde puso todo su esfuerzo en las artes marciales mixtas. Desde el 2007 se lanzó a las competencias oficiales.

Su debut fue en un casino de Atlantic City, con un rival cubano. Allí su sobrino José Pérez portó la bandera de Ecuador sin importar las consecuencias de ser un ciudadano indocumentado. “Hubo mucha gente y gritaba para que todos me escucharan, incluso llegaron algunos colombianos para apoyarle a mi tío”.

Zhinin (izquierda) en su estreno ante un rival cubano, en un casino de Atlantic City. Foto: Archivo personal de Lizandro Zhinin

Pérez, quien viajó a Estados Unidos porque no consiguió un cupo en la Universidad, destaca el esfuerzo de su tío por ser mejor cada día. Lo admira porque nunca se rindió pese a las fracturas sufridas en las costillas derecha e izquierda, a los hematomas por los codazos y rodillazos...

Zhinin actuó en certámenes como Strikezone Muay Thai, Grappling Industries, GI y NO-GI, Good Fiht, Naga (North American Grappling Association), entre otros. En este último consiguió dos cinturones en jiu jitsu y un tercer cinturón lo alcanzó en lucha.

De las 18 medallas, entre oro, plata y bronce obtenidas en Nueva York, Virginia, Atlanta, Filadelfia y Chicago, Lizandro selecciona al metal dorado del ‘Grappling Industries’ como su mayor éxito. “Fue un combate de alto nivel, con rivales de trayectoria, entre ellos estadounidenses y brasileños”.

Para llegar al nivel de competidores estadounidenses, brasileños y europeos, quienes le llevaban cinco años de ventaja en entrenamientos y todos con cinturones negros, el ecuatoriano tuvo que entrenarse a diario de 17:30 a 22:00, después del trabajo. Además, siguió un régimen alimenticio controlado y una vida disciplinada.

El deportista ecuatoriano luce orgulloso las medallas, los cinturones y la copa. Foto: Archivo personal de Lizandro Zhinin

Pérez define a su tío como una persona que ha sufrido bastante por ser ilegal. Por eso competía en representación de Filadelfia. “Si no hablas inglés te cierran puertas en todo lado”. Zhinin estudió cuatro años de secundaria en Filadelfia. Solo había terminado la primaria en la escuela Alfonso Carrión de Baños.

Su reto en Cuenca es seguir practicando las artes marciales mixtas y abrirse una academia para impartir sus conocimientos a niños, adolescentes y jóvenes. Él está convencido que Ecuador tiene talento y que los deportistas están dispuestos a llegar lejos. Pone como ejemplo a Marlon ‘Chito’ Vera, un gran representante.

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