Violencia, maldita violencia…
Nuestro país vive un momento de crisis en todos los niveles; el más grave es la nefasta delincuencia, que lo demuestra los hechos sangrientos en la Penitenciaría, en donde fallecieron unos 120 presos dejando una cantidad numerosa de heridos.
Estamos viviendo en una grave situación de SOS, nos encontramos en peligro en cualquier lugar que nos encontremos. No existe garantía en ninguna parte estamos libres de estos desalmados, de manera especial se comete el delito de femicidio que es noticia todos los días. El sicariato es la página roja que tal pareciera que derrama sangre también se repite el delito de Caín sobre Abel; inclusive el parricidio y matricidio son una práctica de irrespeto cruel a nuestros progenitores. Además, el homicidio es un tipo de delito que forma parte de aquellos clasificados como “graves”, que acarrean condenas carcelarias.
A su vez, existen diferentes clases de delitos graves como son: asesinatos, homicidios (doloso, culposo, alevosía, robo, hurto y diversas clases de agravio, que rayan en la violencia malévola de causar daños).
Sobre el debate de que si deben usar armas los ciudadanos para defenderse de los delincuentes, considero que sería aceptable que se pueda tener armas de fuego dentro de la casa, para defender nuestra propiedad privada y para aquellos casos especiales se debe dar la autorización mediante un análisis psicológico que garantiza el buen uso del arma.
Ricardo Ordóñez
Malas enseñanzas
Tener sexo en Ecuador es complicado. El acto se complica más cuando eres mujer, especialmente joven, ya que hay un rol intocable e inocente que mantener durante cierto tiempo. En esa edad en la que el cuerpo decide explorar(se), por compañía llegan miles de dudas y miedos; miedos que la mente crea gracias a la hipocresía e ignorancia de quienes tuvieron la tarea de educarnos. “El sexo es la puerta de entrada al infierno”- decían en clase. Y los resultados de esa educación nos dicen que somos el segundo país en la región con la tasa más alta de embarazo adolescente, ¡vaya infierno! Pero en algo tenían razón: el sexo sí abre puertas, como la de la pobreza y enfermedad cuando nos privan de conocer al cuerpo y sus cuidados, impidiendo que aterricemos nuestras metas; o la del placer absoluto, ese que nos hace sentir plenas y que muchas aún no alcanzan por vivir en un país que las priva de actos tan naturales, como una explotación de oxitocina por el cuerpo. Todo esto porque alguien decidió que el “sí, acepto” dentro de una iglesia es el pase legítimo para gritar de felicidad en un cuarto (o donde sea). Qué complicado.
Qué complicado puede ser disfrutar de unos minutos de diversión a solas o en compañía, porque confiamos en quienes no nos mostraron que existen más de 10 métodos anticonceptivos, que una mujer puede cargar preservativos, que hay preservativos de sabores, distintos tamaños y hasta hipoalergénicos; que no hay un solo tipo de vulva, que tener vellos es sano, que cualquier cuerpo es merecedor de buen sexo, que el buen sexo no siempre involucra penetración, o que es normal no querer tener sexo todo el tiempo. Confiamos en quienes no nos enseñaron que personas del mismo sexo pueden tener sexo y que el fin del sexo no es el orgasmo.
Lo más cruel, es que no nos enseñaron que el sexo no tiene que ser complicado y que escribir una carta explicándolo, solo refleja la injusticia de un país que reprime a quien lo goza según su órgano reproductor.
A quienes siguen repartiendo malas enseñanzas, un mensaje: no hay acto más decadente que la desinformación. Ya dejen de complicarnos la vida.
Denisse Salazar
Alternativas
Frente a la cruda realidad que estamos viviendo, donde la crisis institucional sigue vigente desde hace más de tres lustros, donde una de las cinco funciones del Estado conformada por una mayoría de descalificados pretende juzgar a quien les está dando lecciones de respeto a los poderes del Estado; se dan el lujo de crear una comisión Ad-hoc, desconociendo a la Comisión de Fiscalización del organismo al que representan y que ellos la eligieron.
Esta comisión integrada mayoritariamente por faltos de ética y moral, pretende “recuperar” el poder, para devolverlo si es posible en bandeja al “líder” (Tirano) prófugo de la justicia ecuatoriana, que ya nos dio muestras fehacientes de cómo acabar un país en una década, cuando él estuvo en el poder creando una constitución a su nivel delincuencial, “una ley para cada robo”.
Se abrazan del Pandora Papers, como excusa para alejarlo del poder, sin embargo de que se hayan dado las justificaciones que el caso amerita. Mientras que el prófugo, líder de la comisión fantasma, todos los negociados y acuerdos oscuros los hizo de manera reservada, creando documentos secretos, imposibles de desclasificarlos, porque tenía sus encubridores enquistados también en el quinto Poder del Estado, el de “Trasparencia y Control Social”.
Desnudar las atrocidades cometidas por ellos en esta breve misiva es imposible; pero, sí es posible recurrir a dos acciones puntuales que puede ejercer el Ejecutivo frente a estas arbitrariedades, a saber: la Consulta Popular o la Muerte Cruzada.
Si se da la Consulta Popular, lo primero que se debería hacer es volver a la Constitución anterior y desaparecer esta carta fundamental actual publicada en el Registro Oficial 449 de 20 de octubre de 2008, misma que fue creada con negros propósitos para favorecer al crimen organizado, regentado por los prófugos de la década robada. Añadiendo además requisitos claros, para que los delincuentes, pandilleros, narcos de la Asamblea actual jamás vuelvan al poder legislativo “a representarnos”.
Y si se da la muerte cruzada, prevista en el Art. 148 de la Constitución de la República del Ecuador, cuyo tenor contempla la facultad que tiene el Presidente de la República para disolver la Asamblea Nacional cuando, a su juicio, ésta se hubiera arrogado funciones que no le competen constitucionalmente, previo dictamen favorable de la Corte Constitucional; o si de forma reiterada e injustificada obstruye la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, o por grave crisis política y conmoción interna, sería la mejor forma de regresarlos a sus rediles a éstos sujetos alza manos, muchos de ellos sin preparación académica mínima para ejercer un cargo de tanta envergadura, cuya mayoría no tiene idea que hace y por qué está allí, pues simplemente la politiquería o el destino los favoreció. Exceptuado los capos de la mafia de la época robada.
Hernán Andrade Dávila
Muerte cruzada, ¿El principio del fin… O su continuación?
Si de algo la gran mayoría estamos seguros es que en los 100 días de Gobierno, el Ejecutivo no ha logrado limar asperezas con el legislativo, sin embargo, en un país tan dividido políticamente era de esperarse que uno de los dos ‘apriete el gatillo’ de aquella facultad plasmada en los art. 130 y 148 de la Constitución, un fantasma al cual desde el 2008 nadie se ha atrevido a invocar.
Sea cual sea el resultado, de lo que se tiene certeza es de que el pueblo ecuatoriano acaba sufriendo con estás decisiones dramáticas, pero a final de cuentas necesarias, perdiendo la confianza y la seguridad en sus gobernantes al presenciar la hostilidad de aquello que debería estar unido con el fin de garantizar los derechos de los gobernados.
Mónica Pamela Alajo Ruilova