Tributo a Diego Cordovez

En fecha aniversaria de la más gloriosa gesta de la historia ecuatoriana, ha dejado el mundo que ha vivido, un ecuatoriano universal. Así ha sido, es y será reconocido Diego Cordovez, por su invalorable aporte a la paz y el progreso de las naciones y del mundo.

Me cupo el privilegio de compartir su amistad. Invitado, entre anécdotas, a recorrer su casa pude comprobar, plasmados en fotografías, placas, exóticos regalos y souvenirs que penden de las paredes y adornan los ambientes, el reconocimiento, admiración y respeto que guardaron organismos internacionales y mandatarios de los más diversos regímenes del mundo, por su singular labor humanitaria. Su grandeza, no obstante, trascendía el universo intelectual.

Su sentido del humor, la capacidad de escuchar y compartir con todos, el interés por las cosas más simples como por las más trascendentes, fueron parte de sus virtudes. Así, al finalizar el amistoso recorrido, abre un ambiente donde se ve una mesa y estantes, con herramientas, clavos, tornillos y otros utensilios, ordenadamente dispuestos.

Este es mi taller, dice con su característica sonrisa y sinceridad. Aquí puedo cambiar desde un pequeño tornillo de lentes hasta arreglar aparatos dañados… Pocos días atrás, como premonición de su partida, nos dejó impreso su legado de experiencias: ‘El mundo que he vivido...’.