Los habitantes de Quito estamos expuestos todo el tiempo a peligros y riesgos de tener accidentes en las aceras de nuestra ciudad, porque existen trampas de diversa índole que son un atentado a la seguridad y no solo porque hay alcantarillas sin tapas o huecos y desniveles sino que además quedan residuos o pedazos de hierros o tubos salientes del pavimento y que por ser casi de la misma coloración no se ven o no se notan. Y, peor si andamos con apuro y corremos para llegar a tiempo como les ha sucedido tanto a mi hija hace unos tres meses y hace dos días a una amiga de respetable edad quienes, en su afán de llegar puntuales a la misa de la Basílica de la Dolorosa, tropezaron en un pedazo de tubo que, como manifesté, está saliente en la vereda occidental del parterre central ubicado en la intersección de la av. Mariana de Jesús y Carvajal. Eso ocasionó traumatismos tanto a mi hija como a mi amiga que tuvieron que asistir a emergencias de una casa de salud.
Cuando los empleados del Municipio retiran anuncios de las veredas solo cortan con sierra los tubos que los sostienen y ni siquiera a ras de piso sino salientes unos 20 cm. No les parece que esto es una tremenda irresponsabilidad puesto que dejan trampas que pueden ocasionar no solo traumatismos sino hasta la muerte, pues en los dos casos, al caer las personas golpearon sus cabezas en el filo de la vereda y por suerte a más del dolor, los remellones, la rotura del pantalón en la rodilla y el tremendo moretón de ojo no tuvimos los familiares que lamentar su muerte.
Por favor, señores del Municipio, hagan algo en bien de la ciudadanía y prevengan consecuencias mayores. Se necesita solo la voluntad para adiestrar y advertir a los trabajadores que cumplan con su trabajo con responsabilidad e idoneidad.