La Iglesia Católica concibe al trabajo como un derecho fundamental y un bien para el ser humano. Es un bien útil, digno de la persona, porque es idóneo al expresar y acrecentar la dignidad humana. Es necesario para formar y mantener una familia. La ocupación laboral es un objetivo obligado para todo ordenamiento económico y social que se orienta a la justicia y al bien común.
Nadie puede deshonrar a otra persona por más humilde que sea la ocupación que se realice. Es lamentable y condenable que en Riobamba se humille continuamente a los trabajadores del Serot (estacionamiento tarifado), por no pagar 25 centavos del parqueo. Los insultan, los gritan, los amenazan y hasta los golpean, por tener, ¿quizás?, un poco más de dinero.
El último viernes, frente al Banco Pichincha de la Catedral, un joven trabajador del Serot fue insultado y golpeado por un tipo que no quiso pagar los 25 centavos de parqueo. El joven que trabajaba honradamente cumplía su papel. Pero, ¿qué recibió a cambio? ¡Basta ya de estos atropellos! El trabajo ennoblece y ningún trabajo es superior o inferior a otro.