El 26/Ago/2016 EL COMERCIO publicó una de mis cartas donde hablaba de que “nuestro sistema democrático es muy vulnerable y que el pueblo necesita de una herramienta que nos permita detener cualquier abuso de poder de toda índole”. En aquel momento lo propuse en vista de los constantes atropellos del correísmo que soportamos sin opción a reclamo; pero viendo la dolorosa realidad de Venezuela, creo pertinente activar el tema ya que es el mismo escenario, donde una persona enferma de poder y sin sentido de patria, con apoyo de militares desleales a su pueblo, destrozan una nación.
Es así que se hace necesario incorporar en la Constitución de nuestros países un arma democrática que garantice al soberano mandar a la casa a todo tirano, loco y ladrón que traicione el mandato popular, o que actúe en contra del espíritu democrático, queriendo imponer su pensamiento a rajatabla, institucionalizando todo un sistema de corrupción, violando los derechos humanos.
La idea es que el pueblo, sin autorización de ningún ente estatal o burocrático, se auto convoque para pronunciarse sobre lo que considere inconstitucional, traición o abuso de poder, a través de medios físicos o electrónicos, ante un ente internacional como la ONU para que ejecute la voluntad del soberano, pues lo que hemos vivido tanto en Ecuador como en Venezuela y otros países, no debe repetirse: Un persona con pensamiento abusivo no puede pisotear la dignidad de millones de compatriotas.