A tres semanas de que el Ecuador elija sus dignatarios, nos encontramos ansiosos por escoger el mejor candidato, el que reúna todas las condiciones intelectuales y de experiencia para sacar al país del actual estancamiento, producido por circunstancias exógenas, en algunos casos, y por incapacidad de su gobernante en otros.
Con buen criterio, tanto el diario EL COMERCIO, la Cámara de Comercio de Guayaquil y, obligatoriamente, por el Consejo Electoral, se han desarrollo debates de los 16 candidatos a la Presidencia, para que el pueblo del Ecuador escoja a la mejor opción.
Lamentablemente, este es mi criterio, ninguno demostró estar listo para gobernar y de qué manera sacara a flote a nuestro país. 16 candidatos de los cuales, algunos demostraron ciertos desconocimientos de temas elementales y que se metieron a esta contienda como simples “noveleros”, otritos con alguna experiencia, pero mantienen el mismo discurso, sin ninguna creación de nuevas formas de gobernar en tiempo de crisis. Otros que me permito bautizarles como los “reyes de la demagogia”. En síntesis, nos dejaron con más dudas que aciertos sobre cuál sería el más idóneo, pues, se necesita una persona que sepa manejar perfectamente la economía en tiempo de crisis, pues tendrá que resolver un grave problema que es el desempleo, la pobreza, la escasez de recursos y algo fundamental, la producción de bienes y servicios que permitirá reflotar una economía que cada día se dirige hacia una caída libre a la desgracia total. Compatriotas escojamos entre los malos al menos malo, no existe otra alternativa. El destino de este maravilloso país está en nuestras manos, prohibido equivocarnos.