Luego del festín del siglo en el que desvalijaron al IESS dejándolo en una condición precaria, se vislumbra un panorama sombrío en relación al tiempo que dicha institución podrá soportar el pago de pensiones. Si bien el gobierno actual no está en campaña para reelegirse, gasta ingentes recursos que regala a diestra y siniestra para mejorar su pobre aceptación. Tras dos años en el poder, no se toman decisiones en el campo económico y se sigue pateando la pelota para adelante.
Ante el incierto futuro económico del país, muchos profesionales invierten sus ahorros en fondos foráneos de jubilación, promocionados por empresas aparentemente serias. A la hora del té, el supuesto ahorro se reduce a la mitad por la “comisión” que cobra la “administradora” del ahorro. Cuando los “asegurados” constatan que entre lo ofrecido y lo entregado a otros existe una distancia abismal, en vano tratan de salirse del sistema porque se les impone penalizaciones de atraco. El negocio es redondo por cuanto, al parecer, no proceden las acciones legales locales e iniciar una demanda en el extranjero es prácticamente imposible. Existiendo ya en nuestro medio compañías que ofrecen seguros privados de jubilación, debería evitarse la contratación de seguros con empresas extranjeras que engañan a sus clientes y permanecen impunes.