Para contradecirme, el señor Ernesto Ribadeneira cita un pasaje que, al parecer, elogia lo que el Papa dijo durante la Jornada Mundial de la Juventud. Pues resulta que mi artículo del pasado domingo no se refiere -ni siquiera de pasada- a lo que Benedicto XVI dijo durante ese encuentro de católicos jóvenes. Mi artículo criticó lo que hizo, mejor dicho, lo que el Papa dejó de hacer durante su reciente visita a Cuba. En aquel artículo, lamenté que un grupo de 13 disidentes cubanos que buscaron refugio en una iglesia hubieran sido echados de allí por pedido expreso del clero cubano, poniendo en riesgo la vida de esas personas.
También critiqué que Benedicto XVI no se hubiera reunido con las Damas de Blanco, la asociación que busca la libertad de los presos políticos cubanos. Por último, cuestioné que el Papa no hubiera hecho nada respecto de los arrestos y detenciones domiciliarias a los que fueron sometidos católicos cubanos, quienes no pudieron asistir a la visita papal por tener un historial disidente. A veces es mejor hablar con actos, en vez de con palabras, por más bellas que estas sean.