Todos ansiamos el invierno porque trae consigo verdor; es inaudito que quienes tuvieron el acierto de sembrar árboles y plantas ornamentales en la autopista a la Costa, una vez terminada esta estación talen indiscriminadamente los mismos. Me refiero a los árboles de nim (Azadirachta indica), que cada vez que su follaje coge altura y los laureles florecen (Nerium oleander L.), viene una cuadrilla contratada por la actual administradora de la vía y los cercenan criminalmente.
Considero que fueron sembrados para mejorar el ornato y para evitar ser encandilados por las luces de los vehículos que vienen en la vía contraria. Estos árboles originarios de la India son repelentes de insectos, en Costa Rica sus frutos son utilizados para hacer un concentrado de pesticida ecológico que se exporta a la Comunidad Europea, donde los insecticidas están prohibidos, siendo un rubro importante de ingreso para dicho país.
En Ecuador esta especie (nim) ingresó hace aproximadamente unos 20 años, siendo muy común verlos en jardines y parques. El laurel rosado, especialmente el relleno, tiene un aroma y una belleza única; no es justo que una cuadrilla de jornaleros vestidos de verde limón, recibiendo órdenes y cobijados por un contrato, nos impidan gozar de este bello paisajismo, algo que en las avenidas de las metrópolis más importantes del mundo es común.
Hago un llamado a la prensa y a la comunidad toda, para que sean testigos de esta tala indiscriminada, que ya se inició a la altura del Club La Costa, y aunando esfuerzos podamos detenerla para que no siga avanzando con los árboles sembrados hasta la altura de la parroquia Progreso. “Si Dios creó la naturaleza, es obligación del hombre conservarla”.