El Ecuador iniciará un nuevo período político el próximo año, a partir de las elecciones generales a realizarse el mes de febrero. La actuación de los congresos desde años atrás, han sido de una actuación sumamente mediocre y llena de irregularidades, lo que ha sido motivo de permanente crítica y reclamo por parte de la ciudadanía. La actual asamblea no se queda atrás y no es la excepción pues deja mucho que desear, en gran parte por el desempeño de la mayoría de sus integrantes, con las debidas y honrosas excepciones, que no han podido o no han querido que ese cuerpo legislativo guarde la debida independencia y autonomía como manda la constitución y han estado sujetos a influencias extrañas, lo que ha dado como resultado que leyes promulgadas, no han sido de su propia ejecución. Los dirigentes de los diversos partidos o movimientos políticos que están ya en el proceso de seleccionar asambleístas, deberían ser muy cuidadosos de que los seleccionados, sean personas con cualidades acordes con las funciones que van a desempeñar. Es lamentable que la ley pida únicamente que el asambleísta tenga una determinada edad. Así como para ser profesor, el aspirante debe cumplir ciertos requisitos previstos en la Ley o disposiciones especiales, así mismo, para ser asambleístas debería existir por ley requisitos que deban cumplir, ya que podríamos decir que ambos tienen una similar misión, los primeros, construyendo juventudes que serán las que rijan los destinos del país en el futuro y los segundos construyendo el país mediante leyes elaboradas a conciencia. Esperemos que los próximos asambleístas, mantengan la independencia y autonomía del Poder Legislativo como dispone la Constitución y promulguen leyes orientadas al bien común y en función de país, libres de influencias ajenas y libres de intereses personales o de grupo. Ojalá algún día tengamos un Congreso o Asamblea que valgan la pena.