En la edición del 13 de junio, EL COMERCIO publicó una carta del Sr. Eugenio Paladines C., en la cual altera de manera sustancial el contenido de una carta anterior mía a este prestigioso matutino (28 de mayo de 2016). En su carta el Sr. Paladines cambia mis palabras. Aparentemente, me cita textualmente con la siguiente frase “la inflación se calcula a través del índice de precios: el IPC, el IPP y el deflactor del PIB”. Esta frase, por supuesto, no tiene ningún sentido, pero no es mía. Mi frase textual dice “…la inflación se calcula a través de tres índices de precios: el IPC, el IPP y el deflactor del PIB”.
En su carta, el Sr. Paladines afirma “…el Índice de Precios al Consumidor –IPC- permite calcular la variación de precios que enfrentan los consumidores (no la inflación puesto que puede haber deflación cuando la variación de precios es negativa)”. Ante semejante enredo de palabras, me permito citar textualmente a Rudiger Dornbusch y Stanley Fischer en su obra conjunta de título “Macroeconomía”: “…los dos principales índices utilizados para medir la inflación, (son) el deflactor del PIB y el IPC”. Podría realizar miles de citas así.
El Sr. Paladines insiste respecto de que el PIB nominal disminuya y el PIB real se incremente. Yo no he negado esa posibilidad. En mi primera carta del 17 de mayo, señalo que es técnicamente imposible que el PIB nominal disminuya y el PIB real se incremente “a menos que hubiese habido deflación”. En este caso la discusión cambia en otro sentido. No es congruente que según el IPC el año pasado en el Ecuador haya habido una inflación del 3.38% y que el deflactor del PIB sea negativo. La experiencia histórica indica que siempre estos dos índices van juntos. Pongo un ejemplo: en EE.UU., entre 1950 y 1988, la tasa media anual de inflación según el IPC fue de 4,3% y según el deflactor 4,4%. Regresando al Ecuador, todo parece indicar que en el año 2015 en el Ecuador no cayeron los precios, lo que cayó fue la producción.