La auténtica libertad de expresión radica en que los políticos y administradores del país escuchen lo que no quieren escuchar: No se avizora personajes representativos que llenen las mínimas y legítimas expectativas que tiene un ser humano, el elenco de candidatos en su mayoría defienden el continuismo y la minoría no es “ni chicha ni limonada”.
No acabo de entender que estando inmersos en el ojo del huracán por los escándalos funestos de corrupción, contribuya eficazmente al Gobierno la triste y penosa actuación del Alcalde que con un cinismo increíble ha dejado devastado el sector de la oposición.
La peor equivocación de estos señores es el apasionamiento por desconocer la obra de Correa, craso error. y creerse que son los iconos de la honradez, otra equivocación. Solo es cuestión de hacer historia para caernos de espaldas, no tienen autoridad de hablar de corrupción. Algo nos pasa, seguimos con los baratillos de ofertas trilladas, promesas imposibles de cumplir, “figuretis”, parecen cajas de resonancia: bajaremos los impuestos, el ISC, las salvaguardas, libre ingreso a las universidades, independizar los poderes, crearemos un millón de empleos, etc.
No tienen nada más en la cabeza, da pena decir pero “es lo que tenemos”. No puede ser. Donde está la gente valiosa, universidades, investigadores, cientistas, la juventud con su inseparable celular, da ganas de llorar, Para pensar, “Algo nos pasa”.