Es verdaderamente preocupante el ver cómo el costo de la vida sube de una manera incontrolable, afectando en una u otra forma a la economía de todo ciudadano. La úl- tima Reforma Tributaria que entró en vigencia el primero de enero, mal llamada última ya que podrían presentarse otras en el futuro, ha producido un desconcertante incremento en los precios de productos de toda clase, servicios, etc.
Los productos de primera necesidad han alcanzado un costo nunca jamás registrado antes y siendo estos productos como su nombre lo indica, de primera necesidad, son de adquisición obligada y afectan por consiguiente muy fuertemente a las posibilidades económicas de sus consumidores. Los pasajes aéreos suben, los impuestos a los automóviles suben, etc. Los impuestos municipales están por las nubes, a consecuencia de la revalorización de los predios, lo que ha producido un exagerado incremento del impuesto predial, objeto de rechazo por toda la ciudadanía, pues la obra municipal que se ve o no se ve, no justifica tal incremento.
Y a propósito del Impuesto Predial, es increíble que el Alcalde de Guayaquil haya decidido no incrementarlo; con seguridad que esta decisión se debe a una adecuada y bien planificada utilización de los fondos disponibles para la ejecución de obras en beneficio de la ciudad y la no ejecución de obras suntuosas e innecesarias. Esto debería servir de ejemplo a ‘otros’ municipios.
Y como estamos en un país que va en subida, el eslogan de todos los días debería ser cambiado a “La revolución ciudadana sube” en lugar de: “La revolución ciudadana avanza”, para ponerlo en concordancia con la situación que vive el país.