Estuvieron nombradas desde el 5 de febrero, ni bien el pueblo se pronunció por el sí en la Consulta, pero había que cuentear a los ecuatorianos diciéndoles que en las mismas debían constar ciudadanos sin partido político, que no sean amigos ni enemigos de Alianza País, de conducta intachable y que hayan ejecutado algún programa social reconocido por la sociedad. Hasta la tarde del lunes 19, las secretarias seguían recibiendo carpetas (¿) para justificar el tongo.
Los nombres anunciados como primeros de las ternas y que serían los elegidos, no cumplen con todos esos requisitos, los hemos escuchado desde hace muchos años inmersos en la política, -alguno correísta hasta la médula- y que sepamos, no han ejecutado el ponderado plan social en favor de la sociedad. Los que se van han sido acusados de recibir órdenes de Correa. Los ecuatorianos aspirábamos a que los que vengan liquiden a los restantes pícaros que siguen gobernando. Debían estar ciudadanos que hayan demostrado con pruebas los intríngulis de la podredumbre, como Montúfar o Villavicencio. Pero qué va, hay que cuidar las espaldas y seguir encubriendo y esos dos patriotas no podían figurar. Lo dicho por Mangas se cumple al pie de la letra: “Hay que dejarles hablar”. Y así seguiremos hablando pendejadas en contra del correísmo pero sujetos a lo mismo.